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La Ciudad |A 50 años del multitudinario festival de La Plata

El “Woodstock platense”: 18 horas en Estudiantes, con “Charlie” García, León Gieco y mucho más

Agosto de 1969 dio un cambio rotundo en el mundo musical. A los pocos meses, tenía su versión argenta. La Ciudad tuvo un primer intento en Atenas, aunque el más popular fue el que se gestó en la cancha del Pincha

El “Woodstock platense”: 18 horas en Estudiantes, con “Charlie” García, León Gieco y mucho más

Nito Mestre y Charly García (derecha), con el banderín de Estudiantes de fondo. Sui Generis tocó en el festival de rock platense y cenaron en la sede del Pincha

Sergio Pomares
spomares@eldia.com

21 de Septiembre de 2025 | 02:10
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La Plata tuvo su “Woodstock” multitudinario. Sí, su propio festival de la contracultura hippie que se comparó con el que se llevó a cabo en Bethel, Nueva York, del 15 al 18 de agosto de 1969, y que es considerado como el evento culminante de esa época. Incluso para muchos se trató del momento cumbre de la historia de los festivales de rock.

El evento estadounidense fue famoso por su lema “tres días de paz y música” y asistieron más de medio millón de personas, convirtiéndose en un símbolo icónico de la generación de los 60. En nuestra ciudad, años después de Woodstock se organizó una movida similar: fue presentada como la “1ª Exposición de Rock”, bajo el nombre de “18 horas de rock”.

Un año antes, en 1969, la revista juvenil Pinap organizaba uno con los artistas del momento. El escenario se montó al aire libre, en el Anfiteatro Municipal Río de la Plata que estaba ubicado en Av. Figueroa Alcorta y Av. Pueyrredón. Bajo el lema “Música beat y pop” se pudo escuchar a Almendra, Manal, Los Gatos, La Barra de Chocolate, Los Mentales, Litto Nebbia, Conexión Nro.5 con Pappo y La Cofradía de la Flor Solar, entre otros. Para noviembre de 1970, el B.A. Rock también en Capital: el gran festival que se mantuvo hasta 1972 y por última vez se gestó en 1982.

Fueron 18 horas a pura música. Con los años, algunos artistas se volvieron icónicos

Con bandas locales que más tarde se transformaron en íconos del rock nacional, La Plata también tuvo su gran punto de encuentro. Pese a que en 1970 (en plena dictadura de Onganía) se desarrolló una movida de “Tres días de paz, amor y música” en el Club Atenas, la misma llegó a reunir apenas a 450 personas, según las crónicas de aquellos años, el 6 de diciembre de 1975, en la cancha de Estudiantes, se dio el primer gran evento musical platense con asistencia masiva, ya que unas 12.000 personas formaron parte de esta fiesta.

Fueron 18 horas ininterrumpidas a pura música y entre las bandas que tocaron se destacaron Sui Generis, Invisible, Nito Mestre, Charly García, León Gieco, Litto Nebbia, Amaro y Dúo, Alas, Espíritu, Pastoral, Canturbe, La Máquina de Hacer Pájaros y otros. Grupos y solistas que, en ese momento, empezaban a emerger del under, en la antesala de lo que más tarde fue el Golpe de 1976.

 

'CHARLIE', NITO Y UN BANDERÍN

Diciembre de 1975. En las oficinas de la sede de Estudiantes, sobre la calle 54, se respiraba un aire distinto. Afuera, La Plata se preparaba para un verano convulsionado; adentro, entre el cuadro histórico de Los Profesores y un banderín con la “E” grande. Carlos Bilardo era el técnico del Pincha, “la Bruja” Verón volvía a calzarse la camiseta, y entre los pasillos resonaban los nombres de los nuevos refuerzos. Pero aquella tarde el protagonismo no estaba en la pelota.

Las copas y los canapés daban paso a una reunión inesperada: Alejandro De Michele, Miguel Ángel Eurasquin, Nito Mestre y un joven que se presentaba como “Charlie” García. No, no eran los dos centrales, el nueve y el arquero que había pedido el Narigón. Eran los genios que estaban a punto de encender con su música un estadio entero y dejar una huella que con los años se conocería como el Woodstock platense.

El retrato de “Los Profesores” de los años ’30 observaba en silencio, como testigo de la fusión de dos mundos que parecían distantes, pero que en esa jornada se abrazaron. El rock nacional, todavía llamado “música beat”, se abría paso entre banderines y copas de vino, con la misma rebeldía con que los equipos de Zubeldía habían cambiado la historia del fútbol.

Aquella visita previa al show en 1 y 55 no fue una anécdota más: fue el anticipo de una comunión cultural. Estudiantes ofrecía su casa, su identidad, su gente; Charly, Nito -ya sin ser Sui Géners- y compañía ponían la banda sonora de una época. Esa noche, cuando las guitarras y las voces inundaron la cancha, La Plata se convirtió en escenario de un hito.

Y así, entre la mística pincharrata y el nacimiento de un rock que ya pedía eternidad, quedó sellada una de esas historias que no aparecen en las estadísticas pero que laten, generación tras generación, en la memoria colectiva.

 


MUCHO RUIDO Y MUCHAS NUECES

El sábado 6 de diciembre de 1975, durante dieciocho horas -según contó EL DÍA en su crónica de aquel entonces y en parte se transcribe a continuación-, los fanáticos del rock (que son una muchedumbre) desbordaron la cancha de Estudiantes para deleitarse con los sonidos y convulsiones de siempre. "El evento constituyó, sin duda, una verdadera fiesta organizada a jóvenes procedentes de distintos puntos del país que querían, por supuesto, cosechar algo de ese clima diferente que se respira en el estadio platense. Más de 12.000 poseídos que encontraron un lugar en su ambiente natural. No dudaron en pagar 1200 pesos viejos que concedió la entrada, caridad que los dejó en posesión de una gaseosa. Todo ello agravado por el excesivo calor que durante todo el día se expandió sobre la ciudad, y que obligó a muchos a dormir sobre la gramilla alarmando a alguna monja despistada".

Esta fue la primera maratón musical -que se sepa- en nuestro medio. Y a la vez la más interesante de las que se inició a las 11 de la mañana para terminar, con mucho esfuerzo, pasadas las cinco del día siguiente. Las primeras horas transcurridas en las instalaciones de Estudiantes fueron una larga y abúlica espera, bajo un sol abrumador y amenazas de tormenta. Estaba anunciado para las 10: sin embargo a esa hora no había ingresado el equipo de sonido y técnicos, porque no había escenario aún. Con una tarima, un trozo de lona y dos palos se improvisó algo que a la distancia parecía un viejo barco en medio de un mar de verde césped. No era lo único insólito: colgaron, además, un cartel que decía: "Presente...! gente linda" Nadie entendió lo que quisieron decir. 

FIESTA POTENTE

A lo largo de toda la jornada se presentaron, con intervalos de descanso, los conjuntos que integraron el elenco elegido: Wilmar Caballero y Rubén Napoli eran los conductores del evento. La animación correspondió a Amaro y el sonido a Terry Goldswig, que utilizó un equipo de 5.000 W. El orden era así: Gusano, Nemesis, Porchetto, Vientre de madre, Vidrios, OM, Púrpura, Arco iris, Cúpulas, León Gieco, Polifemo, Pastoral, Ave Rock, show de fuegos artificiales, El reloj, Alma y vida, Espíritú y cerraban Los Janas.

"En síntesis, espectáculo realmente potente, pero respetuoso, para los espectadores, para los músicos que se levantaron al escenario con las mejores intenciones, y para los organizadores: Nemesio Pochat, Hugo García, Miguel Miguens, Rodolfo Vera, León Gieco, Amaro y el Dúo, Nito Mestre y "Charlie" García (porque antes se lo conocía así, y separados hacía pocos meses de Sui Generis), Espíritu, Los Jaivas y otros que se esforzaron para estar presentes a toda hora. Durante dieciocho horas, mientras los equipos pasaban del vértigo a la relajación, desfilaron por la platea cantantes familiares, conocidos del ambiente, y delegaciones que matizaban la fiesta".

Fuera de un clima bochornoso y represivo, fue injustificable el amedrentador despliegue de fuerzas de seguridad con perros y todo su circo. El estadio "se sacudió con "Hombres de hierro", un homenaje a tiempos idos... Luego apareció Polifemo con carga de energético rock, el ensamble de Espíritu, el profesionalismo de El Reloj. Lo encomiable de esta reunión fue el espíritu, la paciencia con que el público viene soportando estos improvisados eventos realizados por los pretendidos ideólogos de turno. Sólo fue una fiesta gris de primavera.

 

 

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Nito Mestre y Charly García (derecha), con el banderín de Estudiantes de fondo. Sui Generis tocó en el festival de rock platense y cenaron en la sede del Pincha

El “Negro” Fernández, junto a Nito Mestre y Charly García en La Plata (1975)

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