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ELDIA |POLICIALES

Crímenes, furia y miedo en Altos de San Lorenzo

Es en la zona de 88 entre 16 y 17. Viejas rivalidades desataron ayer una sangrienta pelea vecinal. Mataron a dos a puñaladas. Luego hubo incendios intencionales en varias viviendas. Hay 15 detenidos y tres policías heridos

2 de Febrero de 2015 | 00:00
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LOS INCIDENTES DURARON VARIAS HORAS Y MANTUVIERON EN VILO A TODO EL BARRIO. HUBO 15 APREHENDIDOS Y TRES POLICÍAS HERIDOS
LOS INCIDENTES DURARON VARIAS HORAS Y MANTUVIERON EN VILO A TODO EL BARRIO. HUBO 15 APREHENDIDOS Y TRES POLICÍAS HERIDOS

Las diferencias nunca desaparecieron y cada tanto estallaban en amenazas gritadas y peleas. Pero todos en el barrio coincidieron en que “nunca se había llegado al punto de que mataran a dos personas”.

Eso fue lo que pasó ayer, cerca de las 8 de la mañana, en Altos de San Lorenzo.

Varios testimonios de la zona aseguraron que el clima ya se palpaba tenso unas horas antes.

El epicentro de las peleas -que al principio quedaban en palabras- era la cuadra de 88 entre 16 y 17.

Justo ahí la situación terminó por desbordarse. Los vecinos hablaron de bandos enfrentados: la primera diferencia era su lugar de origen, porque había chaqueños contra paraguayos.

Claro que eso no era el motivo excluyente de los resquemores. Con cuidado de no señalar a nadie puntualmente, muchos testigos dijeron que “había gente que siempre se andaba peleando así” dentro de los grupos implicados.

“POR UNA DECLARACION”

Un ingrediente más que habría azuzado la pelea giraba en torno a una declaración testimonial, que complicó y hasta envió a prisión a un vecino de la zona.

Los voceros evitaron especificar quiénes formularon esa presentación, contra quién la hicieron y cuáles eran sus alcances puntuales. Pero deslizaron que hubo reproches y pedidos de que esa presentación cambiara.

Todo derivó en un caldo de cultivo que estalló de repente. “Dos hermanos fueron a buscar a un vecino paraguayo y ahí salieron varios a defenderlo. Eran como 10”, graficó una fuente policial.

Los que primero estaban en ventaja, los hermanos de 39 y 40 años, terminaron envueltos en una paliza callejera, que incluyó trompadas, patadas, puntazos con arma blanca y -aún no se confirmó- hasta balazos. Gente del barrio aseguró haber escuchado tiros.

Ninguno de los que “saltaron” se quedó en el molde. La golpiza fue tan salvaje, que desde el primer momento los agresores se dieron cuenta de que los cuerpos estaban inertes. Por eso escaparon (ver aparte).

“Tal vez no sabían si estaban inconscientes o si estaban convencidos de que los habían matado. Los hermanos murieron casi al instante y quedaron tirados en la calle”, señaló un efectivo de jerarquía en la jurisdicción.

Después del vendaval, de a poco se acercaron otros vecinos a ver qué podían hacer por los heridos. Todos se fueron dando cuenta de que el caso era lo suficientemente grave como para avisar al 911.

Los oficiales remarcaron que a su llegada todo lo que pudieron hacer fue cumplir con el protocolo indicado para estos casos: convocaron a un grupo de médicos para que certificara los fallecimientos y resguardaron la escena con cintas de “peligro”.

En otro paso obligado para una situación de esta característica, la Policía Científica fue a peritar la escena del crimen y revisó las pertenencias de las víctimas fatales.

Según fuentes de la comisaría, los hermanos se llamaban Alejandro y Mario Luis Muñiz. “En poder de uno de ellos se encontró un revólver .22 corto con dos balas”, dijeron esos voceros.

El procedimiento a partir de allí se dividió: mientras los cuerpos eran llevados a la morgue judicial en la que se espera que hoy le hagan las autopsias, un grupo importante de policías era destinado a averiguar quiénes habrían sido los homicidas.

Pero la tarea policial recién empezaba. A medida que la noticia del doble crimen empezó a trascender entre los allegados de los hermanos, hubo varios que pretendieron cobrarse venganza.

De esa manera en el barrio empezaron a confluir todos en el primer tramo de la tarde. Estaban los que, dolidos y enfurecidos por las muertes, descargaron su bronca y empezaron a incendiar todo lo que tenían a su paso.

Un informe enviado por fuentes de los bomberos que cubren la zona habló de “por lo menos cuatro casas, tres autos y una moto” quemadas por una horda, que en varios tramos de la tarde estuvo lejos de poder ser controlado.

Un trascendido escuchado sobre calle 88 indicaba que uno de los autos dañados pertenecería a uno de los prófugos.

“Las casas se destruyeron de manera total, al igual que los vehículos, y hasta un colectivo sufrió destrozos”, expresó un vocero.

“LANZALLAMAS”

Por si a la grave situación le faltaba algún condimento, los vándalos abrieron una garrafa, hicieron un soplete y, como si fuera un lanzallamas, lo apoyaron en una terraza.

“Los bomberos de Villa Elvira tuvieron que ir al barrio en varias oportunidades para extinguir las llamas”, agregó la misma fuente.

Ante la consulta de EL DIA en uno de los momentos más álgidos de esos cruces violentos, un vecino sostuvo que en los incidentes “hubo gente del sindicato de los constructores, porque por lo menos uno de los hombres que mataron estaba afiliado. Vino mucha gente de ahí”, soltó un vecino, que pidió expresamente que no se publiquen sus datos personales.

PERSECUCION Y CHOQUE

Ante el tenor del conflicto, intervino la Jefatura Departamental, el Distrito Villa Elvira y el CPC, bajo directivas del comisario mayor Darío Camerini.

En fila india, al menos diez patrulleros poblaron la cuadra y se llevaron aprehendidos a 13 hombres y a dos mujeres.

Tal era el apuro de los oficiales que uno de los patrulleros terminó involucrado en un choque cuando iba camino a la pelea.

Sucedió en 12 bis y 80, un cruce transitado del barrio Monasterio, en donde hubo dos heridos. Un automovilista y una policía.

Anoche, nadie se animaba a decir que el clima de violencia iba a dejar paso a una tensa calma. Más bien todo lo contrario.

15
Fue el número de aprehendidos durante el amplio operativo policial que se desplegó durante la tarde de ayer, después de los incendios y de una nueva seguidilla de amenazas

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