Ya bate récords la pérdida de clases en la Provincia

Ana Orono es empleada estatal y se define como una defensora apasionada de la escuela pública, donde estudia su hijo Ale, de 9 años y su sobrina Chiara, de 12. Para Ana, este es el año más difícil que recuerde desde que los chicos estudian. “La reiteración de paros altera la rutina de la familia, pero eso no sería nada, porque uno busca la forma y se organiza aunque cueste. Lo que me preocupa es que los chicos no están aprendiendo bien. No consiguen una continuidad y lo más probable es que a último momento del año se trate de recuperar todo el tiempo perdido dándoles todos los contenidos juntos como ha pasado otras veces, algo que dificulta el aprendizaje”, dice y agrega: “entiendo el reclamo de los docentes, pero creo que tendría que buscarse otras formas de protestar que afecten menos a los alumnos”.

La preocupación de Ana es compartida por otros padres consultados por este diario, ante un nuevo paro docente dispuesto por el Frente Gremial para este lunes y martes y otro dispuesto por el gremio Udocba para el miércoles. Estas medidas de fuerza se suman al record de días de paro registrados a principios del año lectivo (17). Si se considera que se trata de un año con alta cantidad de feriados y feriados puente y se suman esos días, los alumnos bonaerenses suman en lo que va del año 27 días sin clases, cifra que en el curso de esta semana se elevará a 30. De las 21 semanas que transcurrieron desde que comenzó el ciclo lectivo, sólo 11 se cursaron completas.

La medida tomada por los mayores gremios docentes bonaerenses (Feb, Suteba, Uda y Amet) fue anunciada en el curso de la última semana, a cuatro meses de que, después de cuatro semanas de paro, los docentes volvieran a las aulas. Según explicaron los gremialistas, el paro obedece a “incumpliemientos de los acuerdos paritarios y falta de convocatoria del Gobierno para realizar un monitoreo de la evolución de los índices del costo de vida y su impacto sobre el poder adquisitivo de los sueldos, tal como había quedado establecido en la paritaria de marzo”.

Pero el reclamo docente va más allá y apunta también al estado de las escuelas en materia de infraestructura y a las deficiencias en los comedores escolares, aspectos sobre los cuales “se han presentado informes que no recibieron respuestas”, indicaron los dirigentes gremiales.

En este sentido, en diálogo con este diario en el curso de esta semana, la presidente de Feb, Mirta Petrocini reconoció que la medida puede ser “antipática” y tener un impacto negativo en las familias en el marco de un año en el que el número de días de paro ya es récord. Pero remarcó que “se pone sobre el tapete cuando se produce el anuncio y a partir de allí se interpela al docente, aunque no se piensa en todo lo que sucedió para que se llegue a esta instancia que nadie quiere. Se debería interpelar al Estado, al Gobierno, sobre si garantiza una educación integral, inclusiva, con escuelas en condiciones , con recursos, con igualdad de oportunidades para los sectores mas vulnerables, que deberían tener los mejores edificios, sin embargo van a clases sin sillas suficientes, sin comida que alcance, con cables expuestos, cielorrasos que se caen, pozos ciegos sin mantenimiento. Hay colegios donde se deben turnar para dar clases. Eso lo saben los padres”.

El anuncio de los gremios cosechó fuertes críticas desde el Gobierno. El vicepresidente primero del Consejo General de Educación de la Provincia, Claudio Crissio, por caso, dijo que la medida de fuerza “no resiste ningún tipo de análisis lógico” y agregó que “sin dudas arroja un resultado que perjudica a la sociedad bonaeresne en general donde las verdaderas victimas de esta aventurada decisión son, otra vez, los alumnos”.

Mientras tanto, especialistas en educación consideraron que la reiteración de paros puede tener dos impactos negativos sobre la escuela pública. Por un lado, la profundización de un fenómeno que creció en los últimos años, sobre todo en el primario: el paso de la educación pública a la privada. Por otra parte, una posible merma en el nivel de la enseñanza.

Para Manuel Alvarez Tongé, presidente de Proyecto Educar 2050, una Fundación que se ocupa del estudio de la educación en la Argentina, “como sociedad deberíamos encontrar otro modo de solucionar estos conflictos, y reclamar tanto por el derecho de los docentes a un salario digno como por el derecho de los estudiantes a no perder días de clase. Tengamos en cuenta que la ley de los 180 días mínimos -que son muy pocos si se los compara a nivel mundial- no la cumplimos como debemos desde hace mucho tiempo”.

Alvarez Tongé destaca que la reiteración de paros se produce en el marco de un panorama muy complejo.

“No discuto el derecho al reclamo de los docentes: por el contrario, apoyo que los que cumplan con su obligación deben ganar más. Lo que me parece es que no ayuda es que tratemos de apagar el incendio con nafta”, dijo Alvarez Tongé al referirse a la acumulación de paros.

Con todo, Alvarez Tongé destaca que de un informe elaborado por la fundación que preside “surge que la Argentina es uno de los diez países del mundo que participan del informe PISA ( el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, por su sigla en inglés) que peor les paga a sus maestros. También surge de ese trabajo que los alumnos argentinos (independientemente de los días de paro y de otros problemas que les quitan jornadas de colegio) tienen un triste récord: son los que mayor ausentismo registran entre todos los que participan del PISA. En el PISA los resultados argentinos son preocupantes. Indican, por ejemplo, que el 52% de los adolescentes argentinos no comprenden lo que leen, que un 50% no puede resolver un ejercicio de ciencias y que sólo el 33% puede resolver un ejercicio simple de matemáticas”.

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