Temen que no se cumplan los programas de estudio

MEDIO CICLO LECTIVO EN UNA DÉCADA SE PERDIÓ EN LA PROVINCIA COMO CONSECUENCIA DE PAROS DOCENTES, DE AUXILIARES Y EMPLEADOS DE LA DIRECCIÓN DE ESCUELAS, SEGÚN UN INFORME DEL CENTRO DE ESTUDIOS DE POLÍTICAS PÚBLICAS (CEPP)

Una madre que llega a la escuela, pide hablar con la directora y le plantea si puede dejar a su hija en el establecimiento aunque haya paro, porque es único sostén de su familia, necesita ir a trabajar y no tiene con quién dejar a la nena. Otra que se acerca para pedir el diseño curricular de 5º grado con la intención de llevarlo a su casa e “ir adelantando” hasta que la situación de la escuela se normalice. Estos episodios, que se vivieron en lo que va de 2013 en la Escuela Número 2 de Berisso. son relatados su directora, la pedagoga María Lilia Merzdorf para ilustrar la creciente inquietud que se vive en la comunidad educativa de la Región ante la acumulación de días sin clases en el marco del conflicto que mantienen el Gobierno provincial y los gremios docentes.

La inquietud se basa en datos concretos: desde que se inició el ciclo lectivo, el 25 de febrero, en la mayoría de las escuelas hubo apenas 15 días de clases y 8 en los que las escuelas no registraron actividad a partir de cuatro medidas de fuerza determinadas por los gremios docentes. En tanto y a pesar de las reuniones mantenidas entre el Gobierno de la Provincia y los sindicatos en el curso de la última semana, el conflicto sigue sin resolverse y en el horizonte escolar se agita la posibilidad de un nuevo paro que, de no mediar una respuesta satisfactoria de las autoridades a los reclamos de los gremios, se extendería durante 72 horas a partir del próximo 8 de abril.

La situación reconoce la existencia de algunos casos extremos, como los de algunos grados de la escuelas 89 de Ringuelet y el 5º “A” del Normal 2, donde hasta la semana pasada los chicos no habían tenido clases un solo día.

Y hay otro dato de más largo alcance: un informe elaborado por el Centro de Estudios de Políticas Públicas (CEPP) indica que por los paros -de docentes, auxiliares y empleados de la Dirección de Escuelas- se perdió en la Provincia medio ciclo lectivo en una década.

En medio de esta situación y mientras siguen las tratativas entre docentes y el Gobierno para llegar a un acuerdo en una negociación en la que no sólo se discuten salarios, sino también cuestiones relativas al estado de las escuelas, el transporte escolar, y los comedores escolares, crece la inquietud en la comunidad educativa por el impacto que tendrán los días de huelga en el calendario escolar y en los diseños curriculares -si se van a llegar a cumplir o no los programas-.

Desde el ámbito oficial se destaca que “los contenidos no se van a modificar ni a recortar. Los docentes tienen estrategias para recuperar clases perdidas. Muchas de ellas se implementaron con éxito cuando hubo muchos días perdidos por la Gripe A”.

En aquella oportunidad, las clases estuvieron suspendidas un mes, entre el 6 de julio y el 3 de agosto de 2009, en el marco de un receso forzado por la pandemia. Para recuperar el tiempo perdido se instrumentaron desde la Provincia distintas estrategias según el nivel. Una de las claves era reforzar los deberes.

La titular de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB), Mirta Petrocini dice que “los docentes cuentan con estrategias para, ante cualquier circunstancia, priorizar la recuperación de contenidos”.

La dirigente gremial indica que esas estrategias dependen de cada docente y de cada establecimiento y en algunos casos ya se han puesto en práctica durante las huelgas de este año-. Y no duda que, tras los paros, “va a haber que redefinir algunos contenidos e instensificar las tareas, pero hay muchas estrategias eficaces para eso”.

“NO TIENE RECUPERACION”

Con todo, ni el argumento oficial ni el de los gremialistas convencen a todos. La pedagoga platense María Lilia Merzdorf es una de las que discrepa. Cree que más allá de que la legitimidad del reclamo docente, “la seguidilla de paros en una fecha tan clave como es el inicio del año es totalmente nociva y no tiene recuperación”.

Merzdorf plantea que “el aprendizaje es un proceso gradual que tiene sus tiempos y su tempo (ritmo). La seguidilla de paros afecta el proceso psicológico del aprendizaje y las estrategias para apurar la recuperación de contenidos rompen la frecuencia didáctica y la gradualidad. Se cae entonces en la educación bancaria, que ve al alumno como un depositario de contenidos al que no se le da el tiempo necesario para elaborarlos”.

El resultado, para la especialista, es la frustración del alumno y el deterioro de la calidad educativa en un contexto agravado por la existencia de graves situaciones sociales, como la violencia y el abandono.

Para el antropólogo y especialista en educación platense Héctor Lahitte, “aunque creo que, como en Escandinavia, en la Argentina un maestro tendría que ganar lo mismo que un ministro y se tendría que jerarquizar su figura, también entiendo que los paros tienen un alto impacto en la calidad educativa. Cuando los tiempos no dan para cumplir con los programas, se acelera el dictado de las materias con la consecuencia de que se aprende peor. Pero hay algo más grave y es que el chico naturaliza esta situación. Se acostumbra a la incertidumbre y a no creer en el mundo de los adultos”, dice.

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