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La nueva generación, con hábitos cada vez menos saludables

Entre los adolescentes, la mitad no realiza ninguna actividad física fuera de la escuela. Y sólo una cuarta parte tiene una buena alimentación. Surge de una encuesta en escuelas bonaerenses

15 de Diciembre de 2013 | 00:00
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UN 45 POR CIENTO DE LOS ADOLESCENTES URBANOS DE NUESTRA PROVINCIA RECONOCE QUE CONSUME HAMBURGUESAS, SALCHICHAS, PAPAS FRITAS Y PATITAS DE POLLO, ENTRE OTRA “COMIDA CHATARRA”, AL MENOS CUATRO VECES POR SEMANA.
UN 45 POR CIENTO DE LOS ADOLESCENTES URBANOS DE NUESTRA PROVINCIA RECONOCE QUE CONSUME HAMBURGUESAS, SALCHICHAS, PAPAS FRITAS Y PATITAS DE POLLO, ENTRE OTRA “COMIDA CHATARRA”, AL MENOS CUATRO VECES POR SEMANA.

Un panorama poco alentadorEn un momento en que las enfermedades asociadas al sedentarismo y la mala alimentación tienden a afianzarse como una epidemia nacional, el panorama a futuro no resulta precisamente alentador. Un estudio impulsado por la Comisión de Investigaciones Científicas entre más de 7 mil alumnos secundarios de la Provincia muestra que un alto porcentaje de ellos no hace ningún deporte fuera de la escuela y se alimenta mal.

La encuesta, que se realizó en 54 municipios y es representativa de los chicos que asisten a escuelas públicas urbanas de nuestra provincia, aporta datos muy valiosos sobre un tema que, pese a su importancia, ha sido indagado poco a nivel local: cómo comen los adolescentes, cuántos hacen deporte y qué percepción tienen ellos mismos de sus hábitos en torno a la actividad física y la alimentación.

Sus respuestas vienen a confirmar con rigor estadístico lo que muchas madres observan a diario en su propio hogar: hoy un alto porcentaje de los chicos no desayuna, casi no consume frutas ni verduras en la cantidad recomendada, ingiere una cantidad excesiva de gaseosas, pasa muchas horas por día frente a la pantalla y no realiza ninguna actividad deportiva fuera del ámbito escolar.

En este contexto, el trabajo -realizado por el Centro de Estudios en Nutrición y Desarrollo Infantil (CEREN) con el apoyo de investigadores de la UNLP- corrobora una realidad vislumbrada ya en trabajos previos: cerca de un tercio de nuestros adolescentes tiene exceso de peso y un cuarto de ellos reconoce sufrir actualmente problemas de salud relacionados con su alimentación.

MAS GRANDES, PEOR COMEN

Contra lo que se podría pensar, la forma demencial de alimentarse que tienen hoy muchos adolescentes no obedece a un problema de desinformación. “En general tienen conocimiento de lo que es una alimentación adecuada: identifican hábitos saludables y saben lo que deberían comer... pero no lo practican”, cuenta la doctora Susana Ortale, directora del CEREN y principal responsable de la investigación.

En este sentido, la encuesta muestra que pese a reconocer la importancia del desayuno, menos de la mitad de los chicos (45,9%) lo toma regularmente; el resto sólo lo hace de vez en cuando (35,6%) o no lo hace jamás (18,3%). Pero además, la mayoría de los que desayunan lo hace de una forma que deja mucho que desear: el 33% toma apenas una infusión con galletitas o con pan.

Otro dato interesante que surge del estudio es que un tercio de los adolescentes reconoce que come entre comidas, ya sea por costumbre, porque no les gusta lo que le sirven o porque saltea la comida principal. Se trata de un hábito generalizado que se da sobre todo entre las mujeres, según muestra la investigación.

Hoy un alto porcentaje de los chicos no desayuna, casi no consume frutas ni verduras, ingiere una cantidad excesiva de gaseosas y pasa muchas horas por día frente a la pantalla

Con respecto a los consumos recomendados, sólo un tercio de los adolescentes reconoció consumir frutas y verduras regularmente; mientras que en el caso de las golosinas y gaseosas, un 65% de ellos admitió ingerirlas una frecuencia de cuatro veces a la semana o incluso más.

Al analizar los hábitos alimentarios que predominan entre los adolescentes urbanos de nuestra provincia, los investigadores vieron que conforme aumentan los ingresos de un hogar, más variada resulta su dieta, pero también que son los más chicos quienes se ajustan más a las pautas de una buena alimentación. “Es por la mayor incidencia que tienen sobre ellos los adultos -explica la doctora Ortale-. A medida que se acercan a los 14 años cobran autonomía y se alejan cada vez más de una buena alimentación”.

ALTO SEDENTARISMO

Aunque está claro que los chicos realizan hoy menos actividad física que sus pares de hace apenas unas décadas, la encuesta del CEREN pone en evidencia hasta qué extremo ha llegado esa situación. Casi la mitad de los escolares entrevistados admitió que no realiza ningún deporte fuera de la escuela, en la mayoría de los casos (33,2%) porque no le gusta o no siente interés.

A su vez, contra la recomendación de no exceder las dos horas diarias de sedentarismo, un 27,7% admitió que destina tres o más horas de su día sólo a navegar por internet y un 16,5% el mismo tiempo diario a los juegos de consola. El desinterés por las actividades deportivas tiende a ser mayor entre ellas: el 66% de los que no hacen ningún deporte fuera de la escuela son mujeres, una tendencia que también se registra a mayor la edad

“Existe hoy un alto grado de sedentarismo entre los adolescentes urbanos -asegura la directora de la investigación-. Porque si bien un tercio de los encuestados reconoce dedicarle al menos tres horas diarias a internet, no es su única actividad sedentaria: muchos admiten pasar bastante tiempo escuchando música o viendo televisión, por lo cual es muy probable que la cantidad de horas de sedentarismo sea incluso mayor”.

El desinterés por las actividades deportivas tiende a ser mayor entre ellas. “El 66% de los que no hacen ningún deporte fuera de la escuela son mujeres y la tendencia a disminuir la actividad deportiva se acentúa a mayor edad”, señala Susana Ortale, quien explica que esto último “se debe a una mayor participación de los adolescentes mayores en el mundo laboral”.

Es así que el porcentaje de quienes realizan una actividad deportiva fuera de la escuela no sólo aumenta entre los más chicos sino a la par del nivel social. En suma, los resultados de la investigación no hacen más que subrayar la enorme importancia que tienen las clases de Educación Física en las escuelas públicas, particularmente para las chicas y los alumnos de familias más humildes.

EXCEDIDOS Y DISCONFORMES

Acaso uno de los aportes más novedosos de la encuesta del CEREN es el de mostrar la percepción que los adolescentes tienen de sus hábitos alimentarios en función de su salud. Al ser indagados sobre este punto, casi una cuarta parte de ellos reconoció sufrir actualmente un problema de salud relacionado con su alimentación: en la gran mayoría de los casos, exceso de peso.

Si bien la evaluación del estado nutricional de los alumnos que se realizó en el marco de la encuesta no es representativa de la población escolar, sus resultados se asemejan a los de otros estudios sobre el tema que sí lo son: un 27% de los mil adolescentes evaluados tenía exceso de peso, una situación que se daba mayormente entre varones y a menor edad.

Al contrastar estos datos con las percepciones de los chicos sobre la adecuación de su peso a la estatura, los investigadores observaron que las chicas tienden a percibirse con mayor inadecuación. Su autopercepción corporal reveló un corrimiento hacia el exceso de peso; es decir, se perciben con exceso de peso cuando no lo están o se perciben con peso normal cuando en realidad tienen infrapeso.

En este contexto, casi la mitad de los chicos encuestados manifestó encontrarse disconforme con su cuerpo, una cuarta parte admitió haber dejado de comer voluntariamente alguna vez hasta perder el apetito y una cuarta parte de ellos reconoció que hizo dietas sin indicación médica en alguna ocasión. Esta tendencia resultó más marcada entre la chicas y en el grupo de más edad.

Disconformidad con el propio cuerpo, exceso de peso, sedentarismo, mala alimentación... “No son sin duda problemas exclusivos de los adolescentes”, dice la doctora Ortale al sugerir que acaso los resultados de un estudio sobre la población adulta no serían muy diferentes a los que arrojó la encuesta escolar.

Lo cierto es que “el exceso de peso y los trastornos de conducta alimentaria en jóvenes constituyen un ámbito de preocupación extendida -dice- La adopción de dietas desbalanceadas, la permeabilidad a comidas `chatarra` y las oscilaciones periódicas en la ingesta son indicadores de prácticas inadecuadas promovidas por los medios masivos y el mercado, a veces ligadas a la presión de modelos corporales. Por eso la solución no pasa sólo por incidir en un cambio de comportamiento individual; es necesario que se comprometan también los medios y la industria para cambiar el contexto”, entiende la directora del CEREN.


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