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Declaró el hombre al que se lo ve caminando junto a Silva en la filmación de Campana
¿Qué puede empujar a alguien a romper con todo? Echarle llave a la puerta y cortar los lazos. Desaparecer. Dejar rastros, pero sin dejar que lo alcancen. Irse.
Aunque sin respuestas, esa es, hasta ahora, la hipótesis más fuerte en la investigación por la desaparición del artista plástico Joaquín Augusto Silva (32), cuyo último contacto con los suyos fue a las 17.50 del 15 de enero. Hasta entonces todo parecía en orden: un amigo que pasó a tomar mate. La espera por el comprador de una heladera que había vendido en Facebook. El chat con la novia que llegaba a La Plata para emprender juntos un viaje a Balcarce. El compromiso de ir a pagar el alquiler. Y, de repente, Joaquín no fue a buscar a la novia, ni pasó por la inmobiliaria. Tomó la mochila, dejó las luces prendidas. Y se fue.
Es como si a la historia de alguien se le abriese un paréntesis que la policía, los familiares y sus amigos procuran completar con testimonios y cámaras de seguridad. No es nada fácil. Al rompecabezas le faltan piezas.
El dato fehaciente más cercano es que el 20 de enero Silva estaba en la localidad bonaerense de Campana, más flaco, con barba, pero- a simple vista-, sano y a salvo. La cámara de seguridad de un comercio lo registró ese día caminando junto a un hombre que llevaba una bicicleta en la mano.
Ese hombre, un albañil chileno de 52 años, declaró ayer ante el fiscal durante 3 horas
Básicamente, contó cómo había conocido a Joaquín y lo reconoció en las fotos y un video que Fernando Cartasegna le exhibió en sus oficinas. Confirmó que el artista plástico se identificó con sus dos nombres y su apellido, que no mintió en la edad y “le dio detalles de su vida que no trascendieron a los medios y solamente conocen sus afectos más íntimos”, explicó una fuente judicial.
Para los investigadores no hay duda de que quien se ve en la filmación es Joaquín: ya lo reconocieron sus padres, sus hermanos y su novia, y ahora quien estaba con él cuando lo registró la cámara.
Este hombre recordó que vio por primera vez a Silva el 18 de enero, fumando a la vera del río. Este hombre le pidió fuego y se pusieron a charlar. “Silva le dijo que estaba de vacaciones, para desestresarse, y que no tenía alojamiento”, detalló una fuente con acceso a la causa.
Por lo que se sabe, este albañil es conocido en esa zona por su solidaridad con “personas en situación de calle o distintos conflictos”, por cuanto no dudó en conseguirle hospedaje en una pensión llamada “Los Nietos”, de los mismos dueños que la suya. “Como ese lugar tiene comedor, Silva lo invitó a almorzar al día siguiente, para agradecerle por la ayuda. Le pagó un sandwich y una gaseosa y conversaron durante 6 horas”, agregó la fuente.
El albañil le comentó al fiscal que no notó a Joaquín nervioso, ni alterado, aunque propenso a caer en silencios largos.
Lo notó “muy cansado”, sin problemas de dinero y con ganas de contarle “cosas de su vida”, sus murales, los graffitis y los viajes. También datos más privados que los familiares de Silva ya confirmaron como ciertos. Después de esa larga sobremesa fueron hasta la pensión del albañil, porque éste le regaló un pantalón largo.
Al día siguiente, 20 de enero, el hombre acompañó a Joaquín a tomar el micro que lo llevaría a San Pedro, trayecto en que los filmó la cámara. Desde entonces no se tiene más que la sospecha de que el artista plástico sigue allí o en alguna ciudad cercana y por eso la comisión especial que se creó para buscarlo hizo base en San Pedro. Un dato a favor es que esa localidad tiene muchísimas cámaras callejeras, cuyo material sigue llegando a la DDI y la fiscalía de Cartasegna.
Los investigadores consultaron con distintos especialistas para ir descartando posibilidades. Ninguna está desechada -ni siquiera la de que Joaquín haya sido víctima de un ilícito y que eso lo haya dejado en shock-, pero el joven no tiene antecedentes psiquiátricos, ni de consumo de drogas, ni cualquier otra sustancia.
“Hasta el 20 de enero estuvo ubicado en tiempo y espacio, pero no descartamos que haya padecido un episodio de amnesia lacunar, que lo remitiera a un momento determinado de su vida”, especuló una fuente de la investigación. Por ejemplo, un viaje, o vacaciones pendientes.
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