Le pegaron dos tiros a un policía para sacarle la moto en Berisso

EL POLICÍA FUE ATACADO CUANDO ESTABA DE FRANCO. “ENCIMA ERA MI CUMPLEAÑOS”, ACOTÓ

El delincuente no dijo nada, ni siquiera “dame la moto”... Directamente disparó sobre su víctima. El hombre, policía de profesión, sólo escuchó la explosión y cayó al piso agarrándose la pierna herida. Recién en ese momento el delincuente exigió en voz alta “las llaves”. Y, mientras se subía al motovehículo que planeaba llevarse, volvió a disparar, aunque no está claro por qué. Los rápidos reflejos del policía permitieron que la bala sólo rozara su cuerpo. Con un giro sobre sí mismo, el oficial manoteó su pistola y apuntó al ladrón, que al ver la nueve milímetros dejó la moto y escapó con el cómplice que lo había llevado hasta allí.

Uno puede pensar que la zona céntrica de una ciudad es, al menos, un lugar en el que no pasan robos demasiado violentos. Las idas y venidas de los vecinos, sumadas a las patrullas que aparecen de vez en cuando, refuerzan la sensación de protección. Sobre todo si es sábado. Y a la tarde.

Exactamente en estas circunstancias sucedió todo: anteayer, en la avenida Montevideo entre 29 y 30, a las 15.30. En ese preciso lugar estaba “Wally” (apodo que eligió para proteger su identidad), viajando en su moto Honda. El tiene 44 años y es policía desde los 23.

“Estaba de franco, y encima era mi cumpleaños”, comentó Wally, con un dejo de bronca enredado en las palabras que usó para contar los pormenores del evento. El había salido de su casa, ubicada en las inmediaciones de la cancha de Villa San Carlos, para ir a comprar un repuesto de moto.

Antes de llegar a destino, pasó por un kiosco que está en la calle Montevideo, casi llegando a 30. Fue en ese preciso lugar donde los delincuentes aparecieron. Eran dos, montados en una moto negra.

El policía no los vio llegar, ni los escuchó pronunciar palabra. Sólo la explosión y el silbido de la bala.

“No la sentí, porque entró y salió por el muslo. Eso sí, me tiraron al suelo”, continuó narrando Wally, sin entender el proceder de los ladrones.

Después de que él tocó el piso, los ladrones continuaron apuntándole. Recién en ese momento comenzaron a pedirle las llaves y que desactivara la alarma de la moto. Wally, sin moverse y con el casco puesto, les dijo que no tenía alarma. “No quería que me sacaran la mochila porque tenía la pistola, se iban a dar cuenta de que soy policía”, agregó la víctima.

En ese momento sobrevino el segundo disparo, aunque Wally, ni nadie, se puede explicar por qué lo hicieron. El delincuente buscó al hombre con su pistola y abrió fuego nuevamente. Wally alcanzó a moverse, evitando con esto que la bala encontrara su columna, cosa que, si no era letal, iba a ser grave.

Finalmente, la bala sólo le rozó el glúteo. Y, con el mismo giro que utilizó para esquivar el tiro, alcanzó a manotear su pistola. Rápidamente la levantó y apuntó hacia el ladrón que estaba tratando de arrancar la moto.

“Había muchas personas, un micro lleno de gente, no podía tirar”, explicó el efectivo.

Así las cosas, el delincuente decidió abandonar el robo y escapar junto a su cómplice. Ambos desaparecieron por la 30 en un abrir y cerrar de ojos.

“Yo estoy bien, más allá de los disparos. Eran dos pibes, yo los vi pero ellos no me vieron a mí por el casco. Pero no puede ser que pase esto, en pleno centro y a la tarde... Ya no les importa nada, están zarpados”, concluyó Wally.

La denuncia fue radicada y ahora los policías de la jurisdicción buscan intensamente a los autores.