El cine en colectivo

LA BANDA DE “CUALCA!”, QUE CONSIGUIÓ CASI 250.000 PESOS PARA REALIZAR SU SEGUNDA TEMPORADA A TRAVÉS DEL CROWDFUNDING

Con el nuevo siglo, una generación criada por “Volver al futuro” comenzó a preguntarse dónde estaban sus autos voladores. El californiano Matthew Riese era uno de ellos, pero decidió tomar el toro por las astas y materializar el vehículo autodeslizador en el patio de su casa.

Pero rápidamente se quedó sin plata. Y entonces, decidió recurrir al crowdfunding: esa modalidad mediante la cual cualquiera puede pedir fondos online para diversos proyectos y que sea la gente quien lo financie.

Las diversas plataformas (según crowdfunding.org existen más de 500, muchas de ellas especializadas en un área particular) están siendo utilizadas para ideas que van desde gadgets tecnológicos hasta una ensalada de papas, que el año pasado recaudó miles de dólares. Y, particularmente, es el sector del entretenimiento el que está aprovechando las bondades del financiamiento colectivo para evitar los intermediarios y producir sin acudir a estudios de cine y tevé o las discográficas.

“El financiamiento colectivo, además de ser una herramienta para recaudar dinero, te acerca a tu público, elimina intermediarios y ayuda a que puedas testear tus productos antes de lanzarlos al mercado”, analizó Pía Giudice, CEO de Idea.me, , la plataforma líder del país, en una entrevista reciente. “Es la manera mas efectiva de ver si un producto va a funcionar o no, si la gente le pone plata, lo quieren ver”, amplía el platense Hernán Biasotti, productor de Tangram, que el año pasado pidió financiamiento para su primera película, “En busca del muñeco perdido” (ver aparte).

En Argentina, la mayoría de los proyectos son culturales. “En el país, la cultura está en una situación informal y entonces el crowdfunding se convierte en una herramienta muy valiosa”, aseguró Agustina Lipovich, la responsable del área de proyectos de Idea.me.

EL CASO CUALCA

El caso ejemplar en el país es “Cualca!”, el show de pequeños sketchs protagonizado por Malena Pichot que nació en “Duro de domar” y que el año pasado pidió fondos para producir una segunda temporada.

“Durante un año entero trabajamos con un presupuesto muy ajustado, emocionados tan solo por la posibilidad de estar haciendo algo diferente en la tele. Pero a la tele argentina no le interesa lo diferente; tampoco le interesa a las marcas. Comprendemos estos hechos, sobretodo porque creemos que nuestro lugar es internet”, explican los comediantes en la presentación de su proyecto de financiamiento colectivo, que superó la ayuda requerida de 195 mil pesos y llegó los 245 mil.

También el director y productor Esteban Menis, conocido en internet por “Lloro de Felicidad”, recurrió al crowdfunding para la segunda temporada de su exitosa web series “Eléctrica”, por el que pasaron figuras como Liniers, Jorge Drexler, Lali Esposito y Kevin Johansen.

Y hasta Alfredo Casero decidió evitar los canales de distribución tradicionales que suele criticar para producir “Cha3DMubi”, una película donde volverá a hacer humor al estilo “Cha Cha Cha”, la mítica serie de la década del 90.

“Al no tener lugar que me garantice poder hacer las cosas de la manera que quiero, he decidido iniciar un proyecto de película autogestionado”, explica Casero, que consiguió el 120% de los 190 mil pesos que pidió por esta vía.

LA INDEPENDENCIA

Como dice el actor, la falta de otras formas de financiación tradicional es una de las razones de la elección del crowdfunding, pero la independencia también juega un rol clave: “Con el crowdfunding la gente sabe lo que va a recibir, y es tu productora: pero si tenés un productor que no sos vos o tu público, quizás tal chiste no puede ir. Es un formato que está bueno porque te da libertad”, opina Biasotti.

Usina de ideas independiente, en Estados Unidos y Europa es una fuerza poderosa que está ampliando la oferta de contenidos significativamente. Por ejemplo, el filme experimental español “El cosmonauta”, ambientado en la Unión Soviética en medio de la carrera espacial, consiguió 400 mil euros para montar una original épica preciosista de estructura no lineal y ritmo narrativo completamente opuesto al esperable en un filme espacial. Algo que reconoce la propia productora, Riot Cinema Collective: “’El cosmonauta’ es un cambio de paradigma en la forma de entender cómo se financian, se producen y se distribuyen las películas. Un cambio en cómo se ven y se consumen. Un pequeño paso hacia un modelo mucho más creativo, más libre”.