“No alcanza con estar, hay que hablar con los chicos”

A la hora de analizar los peligros que encierra el sinfín de material pornográfico con el que muchos chicos se topan en internet, los especialistas suelen remarcar que una de las consecuencias más preocupantes -tanto para menores como para adultos, sostienen- es la posibilidad de que se genere una adicción, y sobre esto no dudan en precisar el riesgo que supone que una supuesta travesura termine derivando en una conducta patológica.

Para evitar la aparición de los síntomas, que pueden ir de pequeños trastornos del sueño a lo conocido como “self-injury”, se puede actuar desde los cuatro años mediante la comunicación y el control de los tiempos dedicados a la tecnología.

“Deberíamos conversar con nuestros hijos al menos un cuarto de hora al día, no estar con ellos, sino hablar con ellos”, destaca el pediatra Javier García. Según el especialista, esta comunicación se puede completar con ciertas medidas, como por ejemplo hacer respetar los tiempos de deporte, juego, estudio y sobre todo, del sueño. Otra de las recomendaciones, destaca, es evitar el uso de aparatos tecnológicos más de dos horas al día.

Además de los límites que se puedan imponer, el mejor resultado debe contar con el consentimiento de los jóvenes, lo que obliga a una comunicación con confianza y tiempo y a la propuesta de conductas alternativas, como el deporte o la música. Como conclusión, García subraya que “hay que educar con disciplina pero con justicia, evitando castigos”.

Con internet, se sabe, la pornografía quedó a un clic de los usuarios de la web. Basta con tipear la palabra sexo para que el buscador arroje una lista de sitios de videos. Y cuando termina uno aparece otro, y otro, y otro. Según reveló la página Hitwise.com, unas 30 mil personas están viendo pornografía cada segundo, y el 25% de las búsquedas en internet se relacionan con este tipo de material que, por cierto, abarca el 43% del contenido de la web. El mismo sitió detalló que la palabra “sexo” es ingresada en los buscadores unas cinco millones de veces al día.