Un policía se defendió y mató a un ladrón en Altos de San Lorenzo

EL LUGAR DONDE CAYÓ HERIDO EL JOVEN DE 25 AÑOS DESPUÉS DEL INTERCAMBIO DE DISPAROS CON LA POLICÍA. AL LADO DE LA MANCHA DE SANGRE QUEDÓ UN REVÓLVER PLATEADO CALIBRE 32, Y UNA GORRITA NEGRA

Dos motos, una amenaza, dos disparos y un joven de 25 años que terminó muerto después de agonizar un par de horas en un quirófano. Según el reporte oficial intentó quitarle el vehículo a un policía que, vestido de civil, llegaba a su casa en Altos de San Lorenzo y se resistió con su arma reglamentaria.

El ladrón fue trasladado al Hospital San Martín con un tiro en la cabeza. Antes de recibirlo habría llegado a disparar el arma que quedó tirada en la escena, aunque el proyectil no llegó al blanco. El policía salió ileso. También dos cómplices del joven abatido, de los que nada se sabe.

en un segundo

La brutal secuencia se desencadenó minutos después de las 4 de la tarde, cuando un subcomisario de 32 años que presta servicios en la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) llegaba a su casa de 85 entre 30 y 31. Estaba de civil y se disponía a guardar la moto, cuando otra (de baja cilindrada y oscura) irrumpió en la escena, con tres hombres a bordo.

“Aparecieron de repente y no le dieron al efectivo ninguna posibilidad de reaccionar”, explicó una fuente del caso. Los delincuentes se movieron rápido, como si estuvieran acostumbrados a ejecutar esa maniobra.

Según el reporte oficial, el que estaba atrás saltó a la calle y sacando a relucir un revólver le apuntó al policía mientras le gritaba “dame la moto”. Todo lo que pasó después no duró más que un par de segundos, aunque para los protagonistas el tiempo debió correr distinto.

No dispuesto a acatar la orden, ni a arriesgarse a que descubrieran su condición de policía o que ingresaran en la casa, el subcomisario desenfundó su pistola reglamentaria y “les dio la voz de alto”, refirió la misma fuente.

Los dos que estaban en la moto optaron por abandonar la escena para ponerse a resguardo de lo que finalmente se produjo: un intercambio de disparos.

De acuerdo a lo que figura en la denuncia, el ladrón tiró primero con un revólver calibre 32 que se desprendió de su mano cuando intentaba fugarse corriendo y lo alcanzó en la cabeza la bala 9 milímetros.

Cayó al piso y quedó tirado allí hasta que la ambulancia lo trasladó al San Martín, en gravísimo estado.

Antes de eso llegaron los patrulleros del CPC, de la comisaría Octava y detectives de la DDI La Plata. La primera versión que circuló por el barrio y algunos portales de noticias fue que el ladrón había muerto ahí mismo. La situación en el lugar era confusa, ya que los pesquisas desplegaron el perímetro desde varios metros antes y mantuvieron su hermetismo a la hora de ofrecer detalles del episodio.

Mientras los peritos levantaban la única vaina servida que quedó en la escena (de la pistola 9 milímetros) y secuestraban las dos armas, las patrullas peinaban las inmediaciones en busca de los dos compinches del joven lesionado.

Estos lograron evadir el cerco y hasta anoche no habían sido localizados.

La fiscal Virginia Bravo dispuso iniciar una causa por “tentativa de robo y lesiones”, con el efectivo identificado, pero en libertad, y ordenó custodiar al joven herido mientras permaneciera internado. Cerca de las 21 los médicos confirmaron la muerte, por lo que el caso se recaratuló como “homicidio en ocasión de robo”. El joven fallecido tiene 25 años y fuentes policiales lo identificaron como Javier Casey.