Tensión racial reabre un debate en EE UU

Pobreza, segregación y más presión policial sobre la comunidad afroamericana son los ingredientes principales de la tensión racial latente en EE UU, que corre el riesgo de activarse de forma violenta con casos como el crimen del joven negro Michael Brown. De hecho, frente a la decisión judicial de no acusar al policía blanco Darren Wilson por la muerte del adolescente de 18 años, se desató una ola de furia en varias ciudades del país.

“Lo que vemos en Ferguson es el resultado de la frustración de la comunidad negra, que se siente desamparada ante la justicia”, explica Seema Sadanandan, directora en el Distrito de Columbia de la Unión de Libertades Civiles de EE UU (ACLU, por sus siglas en inglés).

La experta califica de “extremadamente rara” la decisión del gran jurado de dejar sin juicio al policía Wilson, que el 9 de agosto mató al joven cuando iba desarmado, y cuya exoneración ha causado graves disturbios en Ferguson, una población aledaña a St. Louis (Missouri). En este sentido, Sadanandan opina que más que por la muerte de Brown, la comunidad afroamericana protesta por lo que significa el hecho: “La reproducción sistemática de un patrón de violencia por parte de la Policía que actúa mayoritariamente sobre la comunidad negra”.

Las protestan también van contra “la reproducción de las injusticias de un sistema judicial que no exige responsabilidades a los oficiales de policía” y que, cuando se trata de la población afroamericana, están “envueltos en una burbuja de impunidad”.

Datos del Departamento de Justicia muestran que uno de cada tres afroamericanos pasará en algún momento de su vida por la cárcel, destaca Vanesa Cárdenas, vicepresidenta del Proyecto 2050, que estudia los cambios demográficos y raciales en EE UU. Además, según la especialista, el sistema de justicia reserva castigos más duros por los mismos crímenes a los afroamericanos que a los blancos.

Por ejemplo, en el Distrito de Columbia, con un 50% de población negra, más de 45.000 afroamericanos son arrestados cada año y más de un 96% de estos arrestos son por crímenes no violentos. También es el caso también de Ferguson, donde la población afroamericana además de persecución policial sufre pobreza, segregación y una de las tasas de desempleo más altas del estado, según datos la Oficina del Censo de EE UU.

Las cifras revelan que Ferguson sufrió una transformación espectacular, dado que pasó de tener en 1980 un 85% de población blanca, a una sustitución por afroamericanos, que desde 2008 constituyen cerca del 67% de los habitantes.

El fenómeno que empuja a las personas de color y más pobres fuera de las ciudades y las desplaza a los suburbios, es una de las causas de la tensión racial, pero no la única. Las tensiones raciales en Ferguson se asientan sobre índices de pobreza crecientes, con un desempleo del 13% (el doble de la media nacional), que incide especialmente en la población negra, unos 14.000 habitantes.

Según datos del censo, en 2012 uno de cuatro residentes vivía por debajo del índice de pobreza de 23.850 dólares anuales para una familia de cuatro miembros, y de ellos un 44% debía sobrevivir con la mitad de esos ingresos. Las desigualdades siguieron en alza, y el número de personas por debajo de esta línea de pobreza llegó al 20% entre 2008 y 2012. Un informe de Brookings Institution explica que este tipo de concentración de la pobreza, como la del sureste de Ferguson, se está volviendo común en otras zonas suburbanas del país. El resultado de esta situación es la segregación territorial entre negros y blancos y una desigual representación también dentro de las instituciones, según los expertos.

Cuando se produjo la muerte de Brown, sólo tres de los 53 agentes de Ferguson eran negros en una localidad en la que dos tercios de los 21.000 habitantes son afroamericanos, una desproporción que se repite en otras ciudades de la nación. Así, Ferguson se convirtió tras el crimen de Brown el 9 de agosto, en un paradigma de la desconfianza entre las minorías y la policía en EE UU.

NUEVOS INCIDENTES

En tanto, ayer siguieron las protestas en unas 170 ciudades del país y, en Ferguson, manifestantes irrumpieron en la sede de la municipalidad, por lo que la policía acordonó el edificio y despachó a un centenar de agentes adicionales al lugar. Aunque hubo más de 40 detenidos, los refuerzos de la Guardia Nacional ayudaron a contener las últimas protestas en la ciudad, evitando una segunda noche de caos con incendios y saqueos como la vivida el lunes después de que un jurado investigador decidiese no acusar al policía.