Germán, el chico que no se dedica a acumular conocimientos

“Para mi el estudio no pasa por acumular conocimientos, sino por aprender, y luego aplicar esos aprendizajes a la vida cotidiana”. Así piensa Germán Nicolás Velázquez, quien -aún con 16 años- está cursando el 6° y último año del secundario en el Colegio Nuestra Señora de Luján, del que está a punto de egresar como abanderado con un promedio general de 9,35.

Ya con un pie en la facultad de Ingeniería, Germán cuenta que está en el mismo colegio “desde la sala de 3 años del jardín de infantes, por lo que, por suerte, me voy con muchos y grandes amigos”, enfatiza.

Ya conoce lo que es ser abanderado, y no sólo por tener buenas calificaciones. “En la primaria fui abanderado de la bonaerense (que la lleva quien es elegido mejor compañero por sus pares) y de la argentina”, apunta el mejor alumno del Nuestra Señora de Luján.

Comenta que no tiene una rutina estricta de estudio. “Le dedico el tiempo necesario. Si tengo una prueba exigente, puedo prepararla 2 ó 3 días antes, pero no descuido otras actividades que siempre ocuparon un lugar muy importante para mi, como la práctica de un deporte”, dice el jugador del Club Brandsen que compite en la Liga Amateur Platense.

Fanático de Boca, Germán fue desde los 3 a los 9 años a la escuelita de Martín Palermo. Luego, a los 10, pasó al Club Universitario de Berisso. Hasta que comenzó a jugar en Brandsen, donde hoy alterna entre la 5° y la 4° división, por lo que algunas semanas entrena 3 días y otras 4, según juegue en una o en las dos categorías.

Hijo de Graciela, ama de casa, y de Marcelo, empleado de la Presidencia de la Nación, Germán tiene una hermana mayor, Paula Daniela (24), que siente por él un orgullo imposible de ocultar. Estudia Arquitectura y está en 4° año.

Sobre su elección universitaria, el abanderado explica que se inclinó por ingeniería industrial porque le gusta “todo lo que tiene que ver con la administración de recursos. Pero quiero encararlo con un panorama más amplio que el de las ciencias económicas”, afirma.

Respetuoso y amable, el joven que terminará el colegio sin saber lo que es llevarse una materia, remata resaltando su opinión sobre el secundario: “Su misión no es llenarte de conocimientos, sino darte herramientas para que aprendas a adquirirlos y a aplicarlos, y a trabajar en equipo”, añade.