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Espectáculos |GUSTAVO CORDERA

El ave fénix del rock

Dice que tras su alejamiento de la Bersuit vivió en un exilio y que ahora, reinventado, atraviesa el momento más luminoso de su vida junto a La Caravana Mágica, la banda con la que pudo recuperar su lugar en la escena musical

20 de Noviembre de 2014 | 00:00

Por MARIA VIRGINIA BRUNO

Se sintió tan culpable de haberse bajado de un éxito como lo era Bersuit en ese momento que, como para mitigar tanto dolor, se despojó de su historia y vivió en un largo exilio artístico. “Me sentí demonizado por el rock”, sentencia Gustavo Cordera, quien atravesó esa crisis como una resurrección, un nuevo comenzar en lo humano y en lo musical que lo lleva hoy a disfrutar uno de los momentos más equilibrados de su vida.

Contestatario y con las mismas inquietudes sociales de siempre, el músico está convencido de que el arte no es elitista sino popular, para la gente, para entretenerla y provocarla, para hacerla sentir y reflexionar. Sus letras no hablan de otra cosa más de las que pasan por su yo interior, como un vómito honesto y fiel de sus pensamientos más profundos.

Junto a La Caravana Mágica, la banda que lo ayudó a honrar su pasado para soltarlo de una vez y dejarlo ir ya sin culpas, Gustavo acaba de editar “Cordera Vivo”, un álbum en el que por primera vez en esta nueva etapa vuelve a darle voz a clásicos de la Bersuit compuestos por él como “Mi caramelo”, “La Soledad” y “Un pacto”, además de otros hits más recientes como “La Bomba Loca”, “Asalto de Cumbia” y “Soy mi Soberano”, hasta nuevas obras originales como “Remamos” o “Agua de Río”.

Antes de su esperado regreso al Luna Park después de casi seis años, algo que él siente como un milagro y que se concretará mañana a las 21 en el estadio de Corrientes y Bouchard, Cordera dialogó con EL DIA sobre cómo vive esta nueva etapa, sus canciones, el rock y la esencia de la vida misma.

-¿Cómo estás viviendo este presente con La Caravana Mágica?

-Es uno de los momentos más luminosos de mi vida, consciente, activo, vital. A mí los desafíos siempre me dan vida, me rejuvenecen, me hacen vivir. Creo que es uno de los momentos más interesantes de los últimos años. La banda está creciendo, está latiendo, se está insertando, está en la boca, está en escena, La Caravana está en la calle... De alguna manera tenía esa deuda conmigo mismo, volver a recuperar mi lugar en la escena del rock en Argentina.

-¿Quién te lo había arrebatado?

-De alguna manera fui demonizado por el rock, en el sentido de que siempre se cargan todas las culpas sobre el cantante, que termina siendo como el traidor. Yo cuando me fui de La Bersuit viví un exilio. Pero con el paso de los años esa situación fue para mi confirmación psíquica, para mi personalidad y mi ego algo muy sanador. Bajar de ese lugar en el que te pone la gente para encontrarme nuevamente conmigo, para encontrar otra vez al pibe que empezó con todas sus ilusiones.

-¿Volviste a conectar con el ‘pelado’ de Avellaneda?

-Volví a conectar con ese, claro. Con ese que necesitaba salir a seducir, a ganarse un espacio, un lugar, a pelear por un lugar, a hacer canciones nuevas, a hacer un nuevo repertorio, y ahora estoy alcanzando nuevamente un Luna Park y para mí esto es un milagro.

-¿Cómo vivís este regreso al Luna y el reencuentro con la gente?

-Es algo distinto a lo que me pasaba años atrás, porque yo en estos años trabajé mucho internamente para completarme como ser humano, para profundizar. Y lo que me pasa ahora en la piel, en el cuerpo, en la conciencia, en la voz, en las cosas que escribo, no tiene antecedente en mi vida. Estoy sobrepasado de emoción, de alegría, soy un niño. Eso es lo que me pasa. Las canciones me afectan profundamente, estoy muy emotivo, a medida que van pasando los años yo siento cada vez más la fuerza de mis emociones, de mi sensibilidad, se hace más grande, ancha y más profunda toda mi historia personal, tiene más contenido la historia que tejí en todos estos años.

-Dicen que las crisis son oportunidades. ¿A vos te sirvieron para reinventarte artísticamente?

-Para mí no solamente fue una oportunidad, fue una resurrección, darme vida. Las crisis que yo viví, las que asumí, no las que evadí, me han fortalecido, me han hecho más profundo, más sólido, más valiente. Me han servido para quitarme los miedos, para ser mejor persona también.

-¿Por eso pudiste volver a cantar tus históricas canciones?

-Sí, cuando tomé conciencia de todo mi recorrido como compositor, decidí volverme a apropiar de aquello que se me había quitado de alguna manera. Yo en el momento que me voy de Bersuit, les doy el nombre, les doy las canciones, le doy mi historia, le doy todo a los chicos, porque ellos necesitaban seguir trabajando. Pero yo no me tuve en cuenta en ese acto de generosidad. Al no te tenerme en cuenta tuvo una cierta omnipotencia y una cierta culpa que me movió a tomar esa decisión y cuando lo pude ver en terapia, volví a tomar mi lugar, lo que es mío, nada más que eso, a recuperar lo que me corresponde.

-Tus composiciones tienen un contenido muy profundo, social, ¿qué buscás despertar en el que escucha?

-Lo mismo que trato de despertar en mí. Una composición es componerse, dar forma, crear, inventar de alguna forma un universo, generar materia a través de la imaginación, materializar cosas a través de la imaginación. Y a través de eso provocar emociones, movilizar emociones, sanar. El arte tiene una función muy importante en todas las sociedades, y bueno, a los artistas no se nos permite formar parte de la sociedad como a las demás personas, entonces, bueno, nuestra función es esa, ser honestos, ser sinceros, buscar el arte en sí mismo, no en sus resultados.

-Cantaste para cinco personas y te sentís cómodo yendo a una cárcel. ¿Con qué o con quiénes te encontrás en esos espacios?

-Al ser humano, a la fragilidad, al tipo que está perdido, que no tiene nada que esperar, que no tiene nada que perder. Ese ser humano es el que a mí me conmueve, el que está de alguna manera libre de caretas, el que esta mucho más cerca de sí mismo. Es hermoso ir a una cárcel y sentir a esa gente, yo me siento más seguro ahí que cuando entro a un banco.

-¿Cómo ves la escena del rock actual?

-Creo que está en transformación, en mutación en este momento. Se va a empezar a ver el mejor rock dentro de unos años, eso es lo que pienso.

-¿Qué te hace pensar eso?

-A mí me parece que hay un estancamiento que tiene que ver con el miedo a la aventura, el miedo a las nuevas experiencias. Pero creo que cuando perdamos ese miedo, el rock tiene materia prima como para poder recomponerse y evolucionar también.

-El hecho de haberte ido a vivir a Uruguay, ¿influyó en tu reinvención artística?

-Me dio más espacio porque el hábitat es distinto, es más seductor, es más sensual. Estás más cerca del mar, de la naturaleza, es gente más tranquila, gente más humilde. Es un buen lugar para desarrollar arte, por lo menos para mí.

-Dijiste que estás enamorado de Pepe Mujica. ¿Qué es lo que te seduce de ese personaje?

-La austeridad. Es un mensaje hermoso y el mensaje más revolucionario en el mundo en que vivimos. Es el gran mensaje: la austeridad.

-¿Te molesta que traten de ponerte en algún bando a favor o en contra del gobierno?

-Ya lo dije públicamente: no opino más. Que se maten entre ellos pero que no me utilicen más. Si tengo algo que decir, voy y se los digo en la cara, a los dos.

***

Viviendo cada día como un nuevo renacer, Gustavo Cordera no quiere perder sus energías en peleas ajenas ni en causas con las que no se sienta identificado. Ya lo dice en su canción: cada uno es su propio soberano. Ahora, la pelea, es con él mismo, lo demás es distracción: “Tengo muchas cosas para dar y todo lo que tengo para expresar lo voy a hacer a través del arte”. Olé, olé, olá.

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