Preocupa el estado de deterioro y abandono en el Cementerio local

Cualquier visitante ocasional que recorra en estos días las instalaciones del Cementerio local se va a encontrar con un extenso catálogo de carencias que el predio soporta desde hace tiempo. Las deficiencias en infraestructura y mantenimiento son notorias en diversos sectores, y van desde veredas y senderos rotos hasta basura amontonada, baños que parecen olvidados, sepulturas tapadas por enredaderas y enormes pastizales.

Los signos del abandono y el deterioro se perciben apenas se atraviesa las solemnes verjas de la necrópolis de calle 31 y 72, y no han sido pocos los vecinos que se quejaron ante las autoridades, exigiendo que se ponga freno al avance inexorable de la herrumbre, el moho y, cuando no, el vandalismo.

Ya al traspasar las escalinatas de mármol se advierte que los caminos pavimentados están atravesados por grietas y rajaduras, muchas veces hendidas por la maleza que se abre paso a sus anchas. En algunos sectores hay basura amontonada y en otros, cúmulos de flores marchitas esperando a ser recogidas. Cruces rotas, lápidas partidas y escombros arrumbados también forman parte del paisaje que muestra el Cementerio local.

Además, en las puertas que protegen el ingreso a las bóvedas familiares hay centenares de vidrios rotos que aguardan ser remplazados; en muchos casos, incluso, los pedazos de cristal permanecen en el piso de las sepulturas sin que nadie se tome la molestia de recogerlos.

“Yo no se para qué están los cuidadores”, se quejó José Maldonado, un vecino de La Loma. “No es que tengan que limpiar tumba por tumba, pero hay espacios comunes que están muy venidos abajo”, agregó.

Con paciencia, Maldonado limpia regularmente la tumba de un familiar, reemplaza las flores marchitas, y arranca la maleza que repta sin freno alrededor y amenaza con cubrir la sepultura.

Otros sepulcros han corrido peor suerte. Una pequeña bóveda confeccionada en mármol negro es uno de los innumerables ejemplos del abandono: rota la lápida que la cubre, varias plantas se erigen apuntando al cielo, sobre las firmes raíces que crecieron en la tierra que el viento acumuló durante años sobre la tumba.

ENTRE DESCUIDO Y VANDALISMO

A la desidia, se suman los signos del vandalismo: hay botellas vacías y rotas tiradas por todas partes, tumbas destrozadas y grafitis y pintadas en los mármoles.

Las cruces que adornan las sepulturas se encuentran -en su mayoría- inclinadas, caídas, rotas o sucias; muy pocas de ellas todavía intactas. Sorprende la cantidad de fosas abiertas y el olor a tierra podrida y agua estancada.

Los baños públicos están en terapia intensiva. Inodoros sucios, pisos que parecen llevar tiempo sin una barrida y paredes estropeadas. En los de varones no hay lavabos, y en los de mujeres, las piletas no tienen canillas.

Lidia Zelaya y Francisca Aguirre, ambas de Gonnet, contaron que desde hace tres años visitan seguido la necrópolis. “Hay mucha mugre, como que no limpian demasiado, especialmente los días de semana. Tampoco pasan demasiado los cuidadores”, dijeron.

Recientemente, en una medida inédita en la Ciudad, la Comuna intimó a titulares o herederos de las bóvedas en estado de abandono para que pongan en condiciones esas construcciones. Esa iniciativa fue aprobada este año por el Concejo Deliberante, que autorizó a la Comuna a disponer, previa intimación a sus arrendatarios, de unos 3.000 espacios en el Cementerio entre tumbas, nichos y bóvedas que, se indicó, se encuentran en estado de abandono desde hace varios años.

Por otra parte, fuentes comunales dijeron que este año en la necrópolis local “se construyeron baños nuevos en el área de administración, aslfaltaron calles internas, se construyeron oficinas, realizaron trabajos de pintura y hubo renovación de la instalaciones eléctricas y de agua. Además, agregaron, “se está trabajando en la digitilización del archivo”.