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Espectáculos |MARTÍN BOSSI

“Soy un romántico serial”

El actor estrena su primer filme protagónico. Ego, mandatos sociales, amor y posibilidades de adopción

20 de Octubre de 2014 | 00:00

Por Agustina Mussio

A días de haber cambiado de década, Martín Bossi asegura que a los 40 se siente más auténtico que nunca. “Hace 15 años, cuando empecé a estudiar teatro, me dijeron: ‘Ser o no ser, esa es la cuestión’. Y yo traicioné esa frase hasta hace muy poco. Recién ahora empiezo a ser”, dice el hombre de las mil caras, que ganó popularidad a partir de la imitación que hizo de la Presidenta en el programa ShowMatch (2009). Lejos de sus personajes, hoy su nombre convoca: presenta las últimas funciones de “Bossi, Big Bang Show”, a sala llena, en el Teatro Astral; prepara una gira que incluirá Madrid y el jueves se estrenará “Un amor en tiempos de Selfies”, la primera película que lo tiene como protagonista, que cuenta con dirección de Emilio Tamer y que llega a las salas locales este jueves.

“Lo importante es no creérsela. Las fotos, las entrevistas... es todo mentira. El problema es cuando la gente se cree especial porque llena el teatro. El ego te puede llevar la vida”, afirma, y cuenta la importancia que le asigna a su entorno para mantenerse en eje: “Tengo amigos muy coherentes que me sopapean si me voy, también una mamá y una familia. Además hago terapia y una nutricionista que también me arregla el espíritu. Me vinculo con Dios y a partir del nuevo Papa me acerqué a la iglesia”.

¿Cómo estás atravesando la previa al estreno de tu primer protagónico (de Emio Tamer)?, ¿esperás ansioso las repercusiones?

No, no. Me gustaría que tenga repercusión en la gente. Que las preguntas y el mensaje que el director quiere dejar sean claros y que llegue: de si esta civilización está realmente diseñada para satisfacer nuestras necesidades de comunicación.

En lo personal, ¿qué pensás de eso?

Que no está preparada. Hemos diseñado algo incómodo porque la privacidad es una necesidad básica. Y la comunicación directa, cara a cara, se está perdiendo. Si voy a un recital y en vez de saltar lo filmo y no lo miro, o si estoy con mi novia en un restorán y en vez de mirarnos a los ojos mandamos mensajes, me parece que no está bueno.

En el teatro ironizás sobre cómo hubiera sido la escena de Romeo y Julieta en el balcón si hubiera existido el celular. Aparentas ser un romántico chapado a la antigua, ¿es así?

Soy un romántico serial. Y sí, he caído en lugares comunes: colgué pasacalles, regalé flores, me colgué de balcones, corrí veinte kilómetros para ver a una mujer, le robé monedas a mi mamá para comprarle un arito a mi novia. Hice de todo por amor.

¿Ahora estás solo?

Estoy solo, pero si estuviera acompañado es raro que lo diga. Esa es la parte de mi vida que quiero guardarme para mí.

¿La paternidad forma parte de tus planes?

Sí, quizá es más importante la paternidad que tener una pareja.

¿Contemplás la posibilidad de tener un hijo solo?

Sí, es una posibilidad. Si aparece una mujer que me enamora y me genera la sensación de que todo es doblemente más lindo con ella. Si me dan ganas de hacer el amor todos los días de mi vida nada más que con ella. Si aparece esa persona estaría en pareja, formaría una familia y tendría un hijo. Si no, prefiero tener un hijo solo.

¿Pensás en adoptar?

No es una cosa inmediata, pero sí. Mirá, mi viejos querían que yo sea un profesional, pero para ellos eso era un médico o un abogado. Yo soy un profesional, pero de la actuación. Lo mismo con la familia, yo puedo tener un grupo llamado familia, pero va a ser a mi manera: tal vez durmiendo en camas o casas separadas, no sé... buscaría la manera para que no se desgaste. Nunca me dijeron: ‘Casate que está buenísimo’. En cambio el hijo sí.

¿Sos de seguir los consejos?

En ese caso sí, pero creo que la desobediencia es la base del éxito.

De hecho, para estar acá debiste enfrentar el mandato de la carrera tradicional.

Sí, pero mi familia también me dio muchas herramientas para ser un tipo sano y no consumir nada raro, me dieron un hogar, una familia, un club (de tenis) al cual pertenecer. Después me vendieron está estafa que anda dando vueltas de recibite y casate que vas a ser feliz. Ahí no está la felicidad. La felicidad está en lo que uno quiere, en uno. En ese sentido, soy un gran desobediente.

¿Y sos feliz?

Hoy soy feliz, pero no soy un tipo feliz constantemente, porque felices constantemente son los iluminados y los idiotas. Y yo no soy ninguno de los dos.

Bossi nació en Lomas de Zamora, y desde su infancia mostró dotes actorales. Pese a que sus padres insistían con que siguiera una carrera tradicional, en las reuniones familiares todos se divertían imitando a artistas. También desde niño se destacó como tenista, y de adulto comenzó a enseñar el deporte para costear sus clases de actuación.

Con la caracterización de figuras públicas logró llamar la atención de los productores de televisión. Pero Bossi siempre negó el rótulo de imitador, y subrayó que lo suyo es la actuación, entendiéndola como una instancia que trasciende la mera copia. Participó en programas como “Vale la pena”, “Patito Feo” y “Los únicos”. Interpretó a Justina en el film “Viudas”, y en teatro presenta su cuarta producción, que en diciembre llevará a Córdoba, Rosario, Uruguay y Madrid; y en 2016 volverá al Astral.

¿Sentís que te costó poder vivir de tu carrera y lograr reconocimiento?

La verdad, no. Le dediqué mi vida a esto porque era lo que tenía que ser. No había otra alternativa, y por eso digo que no me costó.

Empezaste con las imitaciones desde niño, ¿te sigue divirtiendo?

En la intimidad sí. Pero como laburo elijo ganarme el mango de otra manera, no tanto enmascarándome. Es hora de ser.

¿Te gustaría volver a hacer algo en televisión o no es un medio que te interese?

No me interesa trabajar ahí, pero la tele me encanta para mirar. Veo todo el día, y de todo.

¿Seguís jugando al tenis?

Sí, mucho, cada vez más. Esencialmente soy eso.

¿Eso es lo que hacés cuando no trabajás?

También leo, corro, juego al fútbol. Bastante básico. A veces tengo la fantasía de trasmitirle a la prensa cosas exóticas para vender mi imagen. Decir que soy trisexual, que quiero irme al Tíbet. Pero soy muy clásico: como asado, me gusta el fútbol, tengo amigos...

Te escuché decir que no trabajás con espejos, ¿testeás tus personajes con amigos antes de mostrarlo al público?

Pasa que dejé de construir de esa manera mi trabajo. Saco a los artistas pero el objetivo es otro: ya no es tan importante parecer sino lo que uno dice. Ahora me importa mucho más que me digan: ‘Qué bueno lo que hiciste’, y no: ‘Como te pareciste’. Me cansé de parecerme, ahora quiero que me puteen o me feliciten a mí.

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