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Alumbrar vida con la detección temprana del cáncer de mama

Norma Bova, especialista consultora en diagnóstico por imágenes. La concientización en las mujeres. Factores de riesgo. “De chica estaba segura que iba a hacer radiología”. Los grandes profesores de la UNLP

14 de Septiembre de 2014 | 00:00
NORMA BOVA
NORMA BOVA

Por MARCELO ORTALE

Desde hace 45 años enfrenta al cáncer todos los días. Desde su especialidad, la del diagnóstico por imágenes, Norma Bova, descubre a esa enfermedad terrible que, sin embargo, “si es detectada a tiempo, es curable casi en el cien por ciento de los casos”. Su vida profesional está resumida en una libreta de anotaciones, que fue anotando en forma meticulosa y que totaliza números dignos de figurar en el “Creáse o no” de Ripley.

“¿Quiere saber realmente cuántos estudios mamográficos hice…? Bueno, le podría informar detalladamente, día por día, desde que en 1969 empecé a trabajar… A ver, acá está el total: hice 395.517 mamografías y ecografías…Una población equivalente, digamos, a siete estadios de River completos…”, resume sonriendo.

Son 45 años de madrugar para combatir a una enfermedad temida y maligna, cuyo nombre –“cáncer”- deriva del griego y el latín y significa “cangrejo”. Lo cierto es que la medicina antigua llamaba cangrejo a este grupo de enfermedades que se conocen como cáncer. Los médicos griegos explicaban esta denominación en la dureza de los tumores, similar a la caparazón de un cangrejo, y en la imagen de las patas que dan la idea de una ramificación.

Norma Bova, que hoy vive en calle 42 –en una cuadra silenciosa pese a la cercanía de la avenida 7- nació en el barrio de la plaza Sarmiento, en el hogar formado por sus padres Esteban (nacido en Calabria, Italia y venido a La Plata en 1924, donde se desempeñó como conductor de tranvías) y de Antonia Juárez. “Mi padre subió al barco solo, a los 18 años, y vino a La Plata. De entrada consiguió su trabajo de guarda de tranvía y como tal se jubiló”.

Ella fue un año, sólo el primer grado, a la escuela N° 58 de 18 y 71. “En esa época fue la epidemia de polio y yo contraje la enfermedad, estuve tres meses internada, de modo que retomé el colegio en cuarto grado, pero en la escuela N° 42 de 63 y 22. Recuerda el barrio de su infancia como un reino sereno: “a la tarde todas las personas mayores sacaban la sillas a la vereda, tomaban mate y hablaban con sus vecinos. Las chicas salíamos a jugar también. Y otro programa era ir al cine o, en mi caso, al teatro Argentino. Mi padre era amante de la ópera y me llevaba al viejo teatro Argentino, que luego se incendió”.

Comenzó el secundario en el Normal 1: “yo quería ser maestra”. Recuerda que tomaba en su barrio el tranvía 12 ó el 1 que la dejaba en la esquina de la Curia, en plaza Moreno. Pronto se destacó por su tenacidad y pasó a ser una de las mejores alumnas. “En esa época yo no sabía que había una resolución del ministerio de Educación que impedía ser maestra a quienes habían tenido determinadas enfermedades. Una de ellas la polio. Fue el director del Normal 1, el doctor Jorge Hirschi, el que me informó”.

“El me tranquilizó y me dijo que había algo bueno para mí, en el sentido de que en el Normal 2 –en el que cursé los últimos años del secundario- yo podría estudiar luego carreras como la de medicina. Yo tenía ningún médico en mi familia, no sabía nada de esa profesión, así que siempre digo que le debo mi carrera al doctor Hirschi”. Había terminado el secundario con promedios altísimos y pudo ingresar en Medicina en 1961, para graduarse como médica pocos años después. “Me queda el recuerdo de grandes profesores, como Fidel Shaposnik, en Clínica Médica, y sobre todo del titular de Ginecología, José Lagrutta”.

“Ya antes de recibirme sabía que iba a hacer radiología… Entonces no era una especialidad para la mujer… Estaban esos grandes y pesados aparatos eléctricos, mover esos equipos… Era algo raro encontrar una mujer en esa rama… pero ingresé finalmente como radióloga al Larraín de Berisso. Después me fui con un pase al San Roque, entonces dirigido por Cacho Colombo, que no quería saber nada de mujeres y después fui la preferida de sus jefes de servicio. Cacho Colombo fue un gran médico sanitarista, yo además lo quería porque era una persona adorable” dice.

Pero la tesis de Bova se llamó “La mamografía”, de modo que hizo dos años de clínica y de práctica especializada en mamografías.

Ella se casó entonces con el médico Domingo Valenzuela, conocido médico radiólogo ya fallecido, y tuvieron un hijo también médico, el hoy cirujano Diego Valenzuela. Desde hace muchas décadas la doctora Bova dirige la Clínica Breast de nuestra ciudad.

¿Cuál es el mejor camino para combatir el cáncer de mama?

“Es el de detectarlo lo más temprano posible, lo más chico posible, para poder tratarlo también cuanto antes. Si se consigue eso, es posible la curación total”.

Pero hay muchas mujeres que no se hacen los controles, a pesar de las campañas de concientización…

“Claro que las hay, que no se controlan. Si…pero vea, hoy la gente joven hace sus controles, hay más conocimiento del problema”

¿A qué edad deben hacerse los controles y con qué periodicidad?

“Lo habitual suele ser que se empiece a los 35 años de edad. Después, entre los 40 y 50 años conviene hacer un estudio cada dos años. Y cuando la mujer tiene más de 50 años de edad correspondería un estudio cada año”

¿Existen porcentajes de curación del cáncer de mama?

“Si el tumor es pequeño, si se lo detecta en forma temprana el 98 por ciento de los casos es perfectamente curable”

¿Hay cáncer de mama en pacientes varones?

“Sí, pero son casos muy minoritarios”

¿En qué medida el cáncer de mama depende de la maternidad?

“Bueno, es mayor el factor de riesgo en el caso de una mujer que no ha tenido hijos que en las que han tenido al menos un parto”

¿Cuál es el mejor tratamiento para el cáncer de mama?

“Desde luego que en el estado avanzado es la cirugía, complementada por la radioterapia y según el estadío la quimioterapia. Si es detectado en estado temprano puede no haber cirugía. Esa es la importancia de las mamografías y ecografías, para ubicar y dimensionar los tumores”

Con su experiencia, ¿usted qué sugiere como sistema ideal para enfrentar el cáncer de mama?

“Creo que debieran existir más centros de salud en donde trabajen en forma mancomunada todas las especialidades. Es muy importante que confluyan los dictámenes de un cirujanomastólogo, de un especialista en diagnóstico por imágenes, de patólogos, radioterapistas, oncólogos, psicooncólogos y especialistas en asesoramientos genéticos. En nuestra experiencia, estos especialistas se reúnen una vez por semana en ateneo y comparten conocimientos sobre cada uno de los casos”.

Algunas mujeres dicen que no se animan a hacerse tantas mamografías porque temen el abuso de la radiación…

“No comparto eso. No hay abuso, si lo hubiera no se habría extendido el método de las mamografías en todo el mundo”

¿Qué hay de cierto que las prótesis pueden impedir el éxito del resultado de una mamografía?

“A ver, es verdad que limita un poco más que los que no la tienen. En ese caso lo que puede hacer la paciente es una ecografía y con los dos estudios al mismo tiempo se pueden obtener resultados óptimos”

¿Las políticas sanitarias llegan a todas las mujeres, en el sentido de que deben realizarse estudios?

“Sin duda que hay que realizar campañas de divulgación más intensivas. Eso no depende de una especialidad como la mía. Pero pienso que los ginecólogos también debieran inducir a muchas mujeres, que allí tienen casi su primer contacto con el médico. De todos modos creo que la gente joven hoy sabe mucho más que antes”

¿Aún le afecta a usted saber sobre el estado de salud de sus pacientes?

“A medida que soy más grande, a medida que pasan los años, me afecta cada vez más. Sobre todo si esa paciente es una joven, digamos, por ejemplo, una chica de 24 años de edad con hijos chiquitos. Me afecta mucho, muchísimo. Mire, veo un cáncer de mama nuevo todos los días. Para mí ha pasado mucho tiempo, pero todos los días me encuentro con un caso de cáncer. Si hago veinte mamografías por día, siempre hay un caso de cáncer. Claro que me impresiona mucho”

*****************

Ser mujer… ¿la ha favorecido como profesional de esta especialidad?. Ella afirma que “a las pacientes les gusta más ser atendidas por una mujer, pero digamos que en la etapa clínica. En cambio, para las cirugías prefieren más a un médico varón”. Eso a pesar, dice la doctora Bova, de que “cada vez hay más cirujanas mujeres, que son excelentes”. También crecieron en los últimos años los centros de salud dedicados al cáncer. “Lo que yo digo es que es importante que los médicos oncólogos que trabajan en esos establecimientos se dediquen exclusivamente a su especialidad, nada más que a eso”.

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