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Viaje de egresados, tiempos de esperar y desesperar

Bariloche es sinónimo de fiesta, libertad y diversión. Pero cuando los chicos no están, sus padres cuentan los días para que regresen

1 de Septiembre de 2014 | 00:00

“¡El lunes viaja! y nosotros ya estamos esperando que vuelva”. Es jueves al mediodía y Marcela Sauco, la mamá de Simón Kaleñuk, ya quiere que su hijo regrese del tan esperado viaje de egresados a Bariloche. Los temores son muchos y variados. Algunos dependen de lo que se dice, del mito del descontrol que se vive en la ciudad rionegrina. Estar lejos de los padres -para muchos por primera vez- puede significar un pasaporte a la “libertad” o a la sensación de estar viviendo por diez días en el mundo de los adultos en plena y efervescente adolescente. Mientras ellos están de boliche en boliche, acá, en la Ciudad, sus padres esperan... o desesperan.

“Se va mi chiqui a Bariló, diez días de sufrimiento, je”, posteó en Facebook Daniel Gómez y subió una foto en donde se lo ve junto a una de sus tres hijas. Ella está sonriente, expectante. El disimula una sonrisa que se mezcla con preocupación, miedo e intriga.

Los temores generalizados son casi los mismos y recurrentes: la cantidad de alcohol disponible, el peligro de las drogas, las pocas horas de sueño y la duda de no saber qué es lo que está pasando a tantos kilómetros. Claro que hoy la tecnología viene a ser un bálsamo para acortar las distancias y los temores.

Fernando Oyhanart es el papá de Fermín, que concurre al Colegio del Centenario, y contó que fue gracias a WhatsApp que desde la Ciudad se vivía “online” lo que los chicos vivían en Río Negro: “El grupo de WhatsApp se le ocurrió a una de las mamás que viajó con los chicos; con lo cual estuvimos comunicados con textos y fotos de todo el viaje: excursiones, boliches, de todo un poco. Por lo tanto, nos sentimos mucho más tranquilos. El grupo muy originalmente se llamó ‘Papás Bariloche’”.

paraiso/infierno

El paraíso para unos y el infierno para otros. Así podría resumirse la idea de la alegría de la libertad y ese sueño tan esperado, que desde la otra vereda se vive con algo de nervios e impaciencia. “Es muy fuerte el sentimiento. Sabés que se van a cuidar porque son chicos buenos. Es muy importante el grupo, que sea sano y que se cuiden. Sin embargo, rogás que nada les pase... Es que realmente uno los cuida tanto de todo... y ahí están solitos ¡disfrutando de lo mejor de la vida! Una etapa termina para ellos”, agrega Marcela Sauco.

“Las sensaciones como padre de un hijo que se va de viaje de fin de curso son muchas o mejor dicho son emociones encontradas. Los primeros efectos comienzan con la organización del viaje que nos llena de felicidad porque sabemos que están llegando al final de una de las etapas más divinas de su vida, pero a su vez no queremos que llegue ese día (egoísmo de padre), ya que va a ser, en nuestro caso, el primer desprendimiento de varios días del hogar”, dice Oscar Luna, el papá de Ignacio.

Estar comunicados es fundamental para los padres. Algo que tal vez no está dentro de los planes de los hijos, pero que hoy -gracias a la inmediatez que permiten las nuevas tecnologías- refuerza el vínculo y trae un poco de alivio al terreno de la vida adulta. “La comunicación con Fermín no era voluntaria, sino por un insistente requerimiento materno/paterno (no nos daba bola). La comunicación era varias veces por día”.

En sintonía, Luna también aclara que estar en contacto con su hijo fue fundamental para traer algo de alivio: “Durante su estadía son los días que uno se emociona cuando recibe un mensajito, un llamado para saber que todo va bien”.

Para muchos adolescentes Bariloche significa libertad, diversión y alcohol. Esa tríada no es nada nuevo para sus padres y muchas veces el tema arranca en la ciudad.

“Con respecto al alcohol, considero que se consume en exceso, dentro y fuera de los boliches, y es un problema que involucra primero a la familia, colegio, autoridades municipales y provinciales. Además, y también muy grave, está a disposición de los menores la oferta de drogas; si lo saben los chicos supongo que las autoridades también”.

“Los días previos aparecen esas sensaciones de tener que ser más padre que nunca y aprovechamos cada minuto de cada charla para hacerle las mil y una recomendaciones, que después nos damos cuenta que los chicos ya no son tan chicos y actúan manejando sus límites con mucha adultez -agrega Luna-. En su partida, como padre nos quedamos con esa ansiedad de que todo salga bien, pero a su vez nos estremecemos ver su rostro lleno de felicidad, ya que están partiendo hacia el viaje que más espera y sin duda el más deseado y disfrutado de su vida”.

“El consumo de alcohol se va perfilando desde los 15 años en las previas que se hacen en las casas antes de salir. Es casi inevitable. De lo contrario los pibes no vienen a tu casa, eligen otra.

Pero en Bariloche son varias noches de alcohol y en alguna la cosa se puede descontrolar.

Claro, se liberan de los padres y eso les permite hacer pruebas que de otro modo no podrían hacer. Yo creo que el consumo de drogas no se va a dar particularmente en Bariloche, ya que ese consumo todavía tiene en algunos sectores una condena social.

Pero el alcohol es diferente porque representa una práctica aprobada y hasta festejada”, aporta Claudio Gómez, que el próximo año vivirá en carne propia tener a su hijo en esa situación.

El también se está preparando para cuando su hijo, junto a sus compañeros del Colegio Nacional, disfruten del esperado viaje a Bariloche. “Entre las condiciones que los padres de los jóvenes que viajan a Bariloche para celebrar su egreso de la secundaria aparece una nueva preocupación: la seguridad. Si hasta hace un tiempo los padres participaban de reuniones grupales con sus hijos y sus compañeros, amen de otros padres, para definir qué empresa y qué destino elegir, ahora también se reúnen como manera de conocerse y, extensivamente, formarse un perfil de la personalidad del grupo. Es que, en general, los padres confían en el comportamiento individual de sus hijos, pero suponen que en grupo podría contagiarse y cometer errores."

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