Rematan pedazos de historia del célebre bar “El Parlamento”

Tras su cierre, y luego de casi seis décadas de historia, el café “El Parlamento” volvió a abrir sus puertas hoy para ofrecer un remate o liquidación del contenido del local de 7 y 51 para aquellos que quisieran conservar algún recuerdo del lugar que durante tantos años fue para muchos el punto de encuentro.

A precios muy bajos, casi simbólicos, se vendieron los componentes de la vajilla del negocio como tazas, platos, vasos, servilleteros, cubiertos, porrones de cerámica, además de las botellas de la icónica barra detrás del mostrador.

En la caja registradora, Juan José Veiga, último dueño del Parlamento, contempló como poco a poco se vaciaba el local que por tantos años fue el sostén de su familia. “Estamos superándolo de a poquito, quiero terminar con esto de una vez que me está haciendo cada vez más mal”, expresó Juan José, quién heredó el negocio de su padre, Manuel Veiga.

“El Gallego” se convirtió en dueño del negocio en 1957 cuando cumplió el sueño de pasar de mozo a propietario, trabajando hasta los 92 años antes de volverse a España dejando el emprendimiento a su hijo, que desde los 17 años trabajaba en el negocio familiar.

“En tantos años atendimos a miles de personas tuvimos clientes que conocimos de jóvenes y vimos envejecer”, comentó emocionado Juan José, que confiesa que todavía no ha decidido que hará después de completar el cierre del local que se convertiría en un local de ropa, según adelantó.

Juan José explicó que muchos factores lo llevaron a tomar la decisión de cerrar El Parlamento. El principal fue el valor del alquiler que se triplicaría. “Más allá de la situación económica, el fin del fútbol codificado, la prohibición de fumar en los lugares cerrados y los condicionamientos horarios para despachar bebidas alcohólicas fueron pronunciando la crisis”, afirmó el hombre