Preguntas sospechosas

Por ALEJANDRo CASTAÑEDA

El programa “Los 8 escalones” cambió de formato. Y para muchos, el maquillaje no le hizo bien. Para hacerle caso a televidentes mal pensados, que sospechaban que a Gerardo Sofovich le daban de antemano las preguntas, se resolvió concederles a los concursantes la chance de poder desafiar a los jurados. Sabemos que no estamos ante un tribunal de eruditos infalibles que son capaces de responder con solvencia a todo. Por eso el nivel de los cuestionarios debería tener un límite. Y evitar interrogantes excesivamente específicos y a veces algo capciosos. Porque desde allí resulta difícil poder medir y poner a prueba lo que saben y lo que se acuerdan los jurados.

Los programas de preguntas y respuestas son una fórmula probada. Siempre funcionan. Más allá de formatos y premios, al público le atrae estas competencias que ponen gente anónima desafiando los libros y el azar. Si este programa fuera armado, no serían tan evidentes los desniveles entre uno y otro jurado. ¿O está guionado para que uno de ellos se consagre y otros fracasen? Si la idea es presentar figuras con buena preparación, la cosa sería mejor repartida. Un jurado tan dispar de entrada elimina sospechas. Aunque la idea de la trampa prospera fácilmente en un medio y en un país donde arreglos y truchadas suelen disputarse mucho más que 100 mil pesos.

Sofovich es un tipo resistido, no es ninguna novedad, y a muchos le cuesta admitir y aceptarlo con su nuevo perfil. Si toda la propuesta del programa es poder lanzar sabios de entrecasa ¿no había figuras con más carisma, más futuro y menos desgaste que Sofovich? ¿Por qué exaltar a un hombre tan discutido y tan poco identificado con Canal 13? ¿El jurado aceptaría actuar como cómplices necesarios de una trampa y quemarse para siempre? ¿Qué sentido tiene poner al aire una competencia que postula el engaño como sustento esencial de la propuesta?

Capaz que me equivoco, pero no creo que el programa le anticipe los cuestionarios al jurado. ¿Por qué exponerse a tanto con tan poca plata en juego? ¿Y por qué a Gerardo le dan las preguntas y a Teté no?