Los enormes riesgos de una cesación de pagos

Por OSVALDO GRANADOS

En el mito de la caverna hay gente sentada, atada de manera que mira solamente hacia adentro de la caverna.

La luz viene de atrás y ellos solamente ven las sombras que se reflejan en la cueva.

Nunca ven la realidad como es.

Solo ven las sombras de los objetos y la gente.

Si alguien logra liberarse y consigue darse vuelta descubrirá la verdad.

Platón se refirió a sus discípulos con estas palabras para mostrar que muchas veces el ser humano es engañado por el relato y la ficción.

SOBRE LA HORA

La realidad indica que siempre se quiere negociar sobre la hora y con actitudes retóricas.

Así pasó con Repsol, que rápidamente se hizo de 5.000 millones de dólares. Los juicios del Ciadi, que se resolvieron con años de demora.

Pero, el Club de París hasta ahora se llevó la corona.

A último momento y para que no revise las cuentas el FMI, se aceptó pagar 9.700 millones de dólares en cinco años.

Le agregaron en el apuro intereses y punitorios. Por la cifra algunos pensaron que también facturaron expensas y servicios.

Ahora dicen por lo bajo que la estrategia es endurecer el discurso y negociar.

Para lograrlo, un eventual acuerdo debería tener efecto a partir del 1º de enero de 2015.

El no pago cortaría créditos para la producción y la financiación de importaciones

La otra sería entregar a los fondos como garantía un título indisponible hasta esa fecha y que Griesa estipule expresamente que ese pago no responde a un acuerdo voluntario sino al cumplimiento del fallo judicial.

Pero, además, sería necesario no dejar abierto el frente con el resto de los holdouts que tienen juicios pendientes o no iniciaron demandas judiciales que podrían llegar a 13.000 millones de dólares.

OTRA SALIDA

Hay otra salida. Un banco de inversión compra ahora los títulos de los fondos buitre y los vende al Gobierno en el 2015.

A cambio, Argentina les da bonos a largo plazo por una cifra superior a la que pagaron.

La peor opción es el default.

La salida tiene que ser negociada antes del miércoles 30.

Gargantas profundas de Olivos señalan que la Presidenta dio la orden de negociar.

Los que sueñan en el Gobierno con un default y lo plantean en forma épica se equivocan.

El no pago cortaría créditos para la producción y la financiación de importaciones.

Las empresas señalan: “que después de haber arreglado con Repsol y el Club de París, ir al default por un grupo ínfimo de holdouts sería desopilante y nadie puede creer que se llegue a esa instancia.

Los problemas que puede causar un default son varios en medio de la recesión en algunos casos y estancamiento en otros.

El único que sigue con su discurso sobre un acuerdo sobre la hora es el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega.

Está convencido que el Gobierno representa un clásico de Shakespeare: “Mucho ruido y pocas nueces”.

Es el más lógico y racional que en realidad piensa que con una inflación del 2% mensual, el peso debería devaluarse 24,5% desde ahora hasta fin de año.

En cambio si hay default, entramos en terreno desconocido.