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“Crear es como sentir una explosión dentro de uno”

Gustavo Castro Venturini, escultor platense que trabaja sólo con hierro, huesos de animales y desechos que encuentra aquí y allá. Herrero de profesión, lector de Borges, Sábato y Kafka, se considera un autodidacta

13 de Abril de 2014 | 00:00

Por MARCELO ORTALE

“Para mí, crear es como sentir una explosión dentro de uno. Yo vuelco primero todas las piezas que voy a usar sobre una mesa, sin tener aún noción alguna sobre lo que voy a hacer. A veces son largas noches de paciente inspiración y voy creando en base a ese material que tengo”, dice Gustavo Castro Venturini, artista plástico platense cuyas obras principales se encuentran en exposición permanente, desde hace dos años, en el patio central del Centro Cultural Malvinas.

Allí están sus extrañas criaturas, dudando entre mostrarse como habitantes de un pasado cavernario y ya cancelado, o de un mundo amenazante que aún no llegó. Una fusión que parece imposible de hierros y huesos creada por este escultor –herrero de profesión- que utiliza para su arte sólo cuatro herramientas: una soldadora eléctrica, una moladora, un yunque y una masa.

Nació y creció en el barrio de 8 y 33, hijo de Orlando Félix Castro y de María Ofelia Venturini. Su padre fue médico jefe de cirugía del hospital de Melchor Romero y su madre docente, ambos ahora jubilados. Estudió el primario en la Escuela 5 “Tomás Espora” y el secundario en el San José y en el Estrada. Actualmente está casado con Analía, con quienes tuvieron a Eloy (13) y Blas (10), pero se fueron a vivir a la zona sur, por 20 y 65. Y cerca de su nuevo hogar, tiene el taller donde trabaja.

“En realidad no trabajo en el taller, sino en la vereda. Y lo hago de noche, hasta altas horas de la madrugada”, dice, para responder que nunca sufrió algún problema de seguridad, pese a trabajar en ese lugar y a esas horas.

Cuenta que “por carga genética” estudió medicina y que llegó hasta cuarto año, pero que ya entonces se dedicaba a juntar materiales de todo tipo para convertirlos en arte. “Toda la vida trabajé con materiales reciclados, con máquinas que desarmaba y utilizaba en partes. Mi primera obra fue un revolver sobre una máquina de coser y encima sale un árbol y un pajarito”.

Como expositor debutó en la casa López Merino hace cuatro años. Antes lo habían rechazado en algún museo artístico porque “no aceptaron estas esculturas de hierro y huesos, de modo que trabajé muchos años puertas adentro. Hasta el 2001 trabajé como administrativo en Quilmes, después renuncié y empecé a hacer trabajos de herrería”.

Si bien estudió dibujo, se considera un autodidacta como artista. Conoce, por supuesto, y admira la obra del escultor Carlos Regazzoni que también trabaja en hierro. Pero no pretende compararse ni tampoco –dice- quiere integrar ninguna corriente o movimiento, “no por orgullo, sino porque necesito estar solo”.

Allí están sus obras. Algunas sobre pedestales, como el Quijote en moto. Un Quijote con una antorcha en la mano. O el Cristo sufriente con su corona de espinas. Y el ángel de la libertad enfrentado a una nocturna y temible “Barca de Caronte”, que lleva a los muertos a la otra orilla.

Usted compara a la creación artística con un momento de tipo explosivo, algo así como el big-bang que es el estallido del inicio …

“Sí, es eso. Fíjese que además yo trabajo con el electrodo, con la soldadora. Y literalmente me he quemado varias veces. Me defiendo con la careta del soldador…Son las chispas creativas, las chispas de la vida..Pero además, sabe, siempre he pensado que la degradación final de la materia, la del cuerpo humano, es tan maravillosa como la creación”

¿Cómo definiría el arte que usted realiza?

“No sé, es un arte de inspiración. A mi de joven me gustaba mucho la biología y entonces juntaba en los campos huesos de animales. Y en la ciudad juntaba todo lo que encontraba, porque además me interesan las antigüedades. Uno encuentra maravillas en cualquier lugar. Lo mío es como si fuera un arte de recolección. Un arte primitivo, también. Nada de lo que utilizo es comprado, todo salió de desarmaderos, de desguaces”

No debe ser común, ni fácil, esta fusión de hierros y huesos en la que usted ha trabajado hasta ahora…

“Fue todo un desafío. Unir esos materiales resulta dificultoso técnica y plásticamente. En general utilice cráneos de vacas o caballos, que tienen orificios naturales por los cuales introduzco hierros para sostenerlos. Y después los huesos largos, de las piernas, se sostienen en las figuras como si fueran prótesis”

Si no ha tenido maestros en su arte, ¿se ha guiado por escritores?

“Si, claro, leo muchísimo. Y eso se lo debo a mi tía, que es la escritora Aurora Venturini. Leo a Sábato, a Borges, a Kafka…Ahora me metí con el Ulises de Joyce, pero es muy difícil para entenderlo, es casi imposible. Por Aurora también conocí a Dostoievsky”

El escritor platense José Supera lo calificó a usted, por las características de sus obras que realiza, como “el señor de los infiernos”, lo hace creando en un inframundo de bestias y de monstruos…

“Sí, así me vio…Me resultó excelente el artículo que escribió. Es curioso, porque soy muy creyente, católico practicante. Ya hice veintitrés veces la procesión a Luján y trabajo mucho en la parroquia del Valle. Allí me designaron como guía de ruta, voy detrás, ayudando a los peregrinos que se cansan. Pero es evidente…que hay algo en el arte, hay algo interno, algo profundo, que necesita salir, que necesita expresarse

¿Este Quijote en moto, qué significa?

“Me interesaba el tema del Quijote. Pero estaba ya muy hecho, entonces pensé modernizarlo. No hacerlo arriba de un caballo sino de una moto, me gustó la idea. Pero además en este Quijote oculto otra de mis pasiones, que son las antigüedades. La rueda delantera de la escultura pertenece a un Ford T…”

¿Y este ángel con espada, qué significa?

El angel tiene dos brazos. Uno cuya mano tiene aferrada una espada, pero que apunta hacia el suelo y da la sensación de rendición. El otro está inerme, apuntando hacia el cielo. Quise dar la idea de que la libertad es la que siempre, finalmente, vence.

¿Qué es lo que usted busca cuando hace una obra?

“Yo siempre considero a mis obras como sobrevivientes, como el producto final de lo que va a quedar”

¿Qué elementos utiliza habitualmente para sus esculturas?

“Ruedas, homocinéticas, recortes de chapas, elásticos de colchón, matafuegos, faroles de querosen, máquinas de escribir, caños de escape…ya le dije además que me gustan las antigüedades, así que en cada escultura coloco alguna. Le cuento algo, una vez pasé por el parque Saavedra y estaban arreglando la casa histórica de Benoit. Había un trozo de alambre de púa en el suelo. Pedí si me lo daban y me dijeron que sí. Bueno, con ese alambre de púa hice la corona de espinas del Cristo crucificado. En cuanto a la Barca de Caronte en la que uso un viejo elástico cama, hecho de alambre, me pasó algo increíble…sentí cuando trabajaba algo así como la fragancia de los abuelos, algo mágico y muy dulce a la vez”.

¿Su arte incluye algún compromiso de tipo social, alguna connotación ideológica?

“Intento representar una pluralidad cultural. Me gusta que el espectador vea lo que intenté hacer. Ahora me darán la posibilidad de hacer un gran mural en el centro Malvinas y trataré de hacer algo parecido al Guernica, salvando las distancias claro. Será un mural tipo collage, de hierro, de unos veinte centímetros de espesor y de unos siete metros cuadrados”

¿No ha sentido la necesidad de conectarse con colegas suyos, de recibir sugerencias o enseñanzas por parte de ellos?

“No he salido todavía. Me he quedado quieto”

*****************

“Yo no hago bosquejos. Vuelco las cosas en el piso y empiezo. Una vez entré al túnel del centro Malvinas, porque me habían invitado a participar de una muestra. Me abrieron la puerta del túnel y estaba todo oscuro. Alguien abrió el otro extremo y vi una luz, era como el final de la vida…Allí imaginé la Barca de Caronte”, explicó frente a la obra emplazada en el patio central. ¿No se cansará pronto de trabajar con hierros y huesos? “Estoy seguro que no. Me gusta ver el hierro al rojo y darle forma con la maza. Me gusta crear”.

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